Así dice el refrán demostrando que la sabiduría popular suele tener fundamento. Claro está, que no hay color entre la comodidad de apoyar una justa reivindicación mientras esperas a que se descargue lo último de Beyoncé, a mover el trasero e implicarte en algo tan doméstico como defender el Plus de Metro.
Con el “pasotismo” que nos caracteriza, no es de extrañar que, incluso sin reparar en ello, nos sintamos ajenos a las dificultades por las que atraviesan los vigilantes de Metro Madrid. Lo cierto es que la “crisis” ha acentuado, si cabe, la indiferencia hacia esos “detalles”, hacia las bofetadas sin anestesia que conforman, como piezas de un puzle, la nueva realidad de la seguridad privada en España : empresas que no pagan a sus trabajadores, empresas que se descuelgan del convenio, seguridad de primera, segunda y tercera división pujando por un contrato, y un largo etcétera…
Sin embargo…. el problema lo tenemos todos, sólo que hoy por hoy, es el servicio Metro- Madrid y puesto que la vida es una tómbola ¿quién nos asegura que nos libraremos de probar estas mieles?..¿quién nos asegura que como las fichas de dominó, este no será un plus que se quite para continuar, y por las mismas razones, con otros pluses como aeroportuario, centrales nucleares, etc?
En cualquier caso, para cualquiera de nosotros que haya probado las mieles de Metro – da lo mismo el color del “chandal” - reconoce sobradamente el amplio catálogo de riesgos y amenazas que pueden llegar a materializarse en Metro: actos vandálicos, agresiones físicas, verbales, robo, accidentes fortuitos de usuarios de Metro o de personal, averías, incendio e incluso atentados terroristas….Con diferencia, admitámoslo, uno de los centros más conflictivos que uno se pueda topar, entonces, ¿no se justifica el plus de metro?
Hasta ahora, la filosofía de actuación de la empresas de seguridad contratadas por Metro ha estado basada –por decirlo finamente- en la “optimización” de los recursos humanos (los vigilantes) quienes, en su mayoría, de motu propio han orientado sus esfuerzos para conseguir una mejora en la calidad de la prestación del servicio de seguridad privada. Sin embargo, estas empresas cobraban lo suyo por ofertar “equipos bien formados y especializados para centros como Metro que necesitan una gestión diferenciada en seguridad”…Y tanto que diferenciada. Hay que tenerlos bien puestos para aguantar el servicio.
Así las cosas, en virtud de esto y aquello, se les pagaba un plus – el mismo que se quiere racanear- cuya cuantía no estaba ni mínimamente de acorde a la peligrosidad que conlleva: además de agresiones, lesiones, se puede contraer una amplia gama de enfermedades (recordemos la mala calidad de las evaluaciones de riesgos laborales, en caso de haberse hecho) y que se está expuesto en primera línea a atentados terroristas.
No hay que ir muy lejos para saber que ni siquiera se les dotaba del “obligatorio” guantes anticorte y no hay que andar mucho para ver las condiciones de los, aseos, vestuarios ( algunos sobre arquetas de aguas fecales), sin calefacción, sin mobiliario y hasta sin iluminación), las condiciones de los depósitos (sin iluminación, infectados de ratas, cucarachas, y otro insectos no identificados, sin calefacción, etc.)….
Pero, lo verdaderamente fuerte, es que la propia dirección de Metro, vende en todos los saraos (congresos internacionales, jornadas, etc), su fabulosa “seguridad integral” que, motivada por los sucesos del 11-S y sobre todo, el 11-M marcaron un antes y un después en los aspectos relativos a la prevención del terrorismo ya que se sabe que los transportes masivos se han convertido en el objetivo de las organizaciones terroristas. Por lo tanto, tanto el Gobierno como Metro tienen que dar la cobertura necesaria para prevenir la realización de estos actos. En resumidas cuentas, Metro exige mucha, mucha calidad en el servicio..Pero, acaso ¿la calidad del trabajo de vigilante no se paga?. Y una pregunta que nos viene a la cabeza:¿Qué pensarían los usuarios de metro y los filósofos de la “seguridad integral” si supieran que la mayoría de los vigilantes jamás han oído de los planes de emergencia, ni de extintores, ni de evacuación, etc?.
No resulta difícil entender que, tanto las empresas de seguridad como Metro, en este asunto, como en tantos otros, simplemente pretenden dar apariencia de seguridad, pero sin tener que pagar por ella. Por lo tanto, y amparados bajo el paraguas de la crisis, según su pensamiento, ha llegado el día y la hora adecuada para que se racanee a los vigilantes un plus de miseria que se han ganado ya durante años con el sudor de su frente, contando con que además, algunos representantes de los trabajadores guardaran silencio debido a las prebendas y favorcillos que deben.
No pocas veces los retos por las grandes causas nos hacen olvidar las más cercanas y desde luego, esta es una ocasión de demostrar y demostrarnos que somos un sector solidario y comprometido con lo que es de justicia. Compañeros , hay trenes que NO se pueden dejar pasar…Apoyemos a los vigilantes de Metro.