sábado, 17 de septiembre de 2011

Le salva de morir ahogado

«Estaba meando y, al darse la vuelta, se cayó al mar»
El vigilante del Náutico Óscar Blanco relata cómo rescató al jóven que sigue en la uci
Xulio Vázquez VIGO / LA VOZ DE GALICIA.ES

El particular ángel guardián que rescató del mar, junto al Náutico, al joven I. (21 años) es redondelano y trabaja de vigilante para la empresa de seguridad Cominsman. Se llama Óscar Blanco Núñez (31 años). Aunque él hubiese preferido permanecer en el anonimato, ayer se decidió a relatar a los medios de comunicación su intervención y también se mostró preocupado por la evolución del joven que sigue grave en la uci, por lo que todavía no ha podido ir a verlo.

Blanco lleva trabajando para el Náutico desde hace justo un año y para la empresa de seguridad desde junio del año pasado.

Comenzó relatando cómo se fueron sucediendo los hechos, que fijó en las 5.20 horas de la madrugada del pasado domingo, cuando él se encontraba en la terraza del Náutico ojo avizor hacia el pequeño grupo de unas 20 personas que permanecían haciendo botellón. «Vi a un joven que se acercaba a la estatua del pulpo y se puso a mear. Al darme cuenta de que estaba bajo los efectos del alcohol, lo que hice fue bajar las escaleras y dirigirme hacia la zódiac, por si se podía precipitar al agua, con el fin de socorrerlo cuanto antes. Nada más bajar las escaleras, vi que, al darse la vuelta, se caía al agua. Cogí la zódiac y, en tres minutos llegué junto a él». «Cuando lo agarré ya estaba empezando a hundirse. Luego, me echaron una mano unos compañeros del muchacho que estaban en el botellón. Lo llevamos al pantalán y llamé al 061. Me dijeron que lo pusiera de lado, para que fuese evacuando el agua que había tragado y, a los dos minutos, noté que había perdido el pulso, por lo que procedí a hacerle la reanimación», explica.

Dice que la ambulancia llegó de inmediato y que fue todo muy rápido. Su reacción se debió a que «me di cuenta de que el muchacho estaba bajo los efectos del alcohol y se acercaba a la orilla, para terminar cayendo de espaldas sobre una altura de metro y medio, porque había marea alta». «No sé si sabía nadar, pero cuando le eché la mano se estaba hundiendo», precisó. Nunca se había visto en un caso similar, aunque ya ha sacado del agua a más de uno.