Un acusado asume la autoría de un atentado terrorista contra una discoteca y exculpa a un colaborador
29.09.11 | 14:36 h. EUROPA PRESS
El vigilante de seguridad afirmó a los agentes que tres hombres armados le secuestraron diciéndole: "No grites o te pegamos un tiro"
El miembro de la banda terrorista ETA Luis Mariñelarena Garciandía ha admitido que cometió, en compañía de otros dos etarras, el atentado perpetrado contra una discoteca de Lacuntza (Navarra) en 2001 por ser un "punto de venta de droga muy conocido". Tanto él como el acusado Roberto Lebrero han exculpado al tercer imputado en estos hechos, Xabier Etxeberria, y han mantenido que simplemente colaboraba en la búsqueda de infraestructura.
Mariñelarena, Lebrero y Etxebarría se enfrentan a penas de entre 29 y 38 años de cárcel presuntamente por abordar al vigilante de seguridad de la discoteca 'Universal', cubrirle la cabeza con una capucha y trasladarle a una zona boscosa. Minutos antes, habrían colocado los explosivos en la pista de baile central y en el lateral izquierdo de la discoteca, donde estallaron el 27 de septiembre de 2001.
En la declaración que prestó en sede policial, Mariñelarena afirmó que el comando escogió la discoteca porque era "un punto de venta de droga muy conocido" en la ciudad y que sus integrantes tenían información sobre un concejal socialista y sobre agentes de la Policía Autónoma Vasca.
Robero Lebrero ha asegurado igualmente que Etxeberria sólo colaboraba con el comando en el abastecimiento de infraestructura y ha precisado que el comando no se denominaba 'Haitzea'. "Haitzea era el nombre de otro colaborador, para protegerle seguimos con el cuento", ha indicado, para explicar que hicieron creer a la Policía que ese nombre era el utilizado para denominar al comando con el fin de facilitar la huida del colaborador.
Etxeberria ha reconocido que se encargaba de alquilar viviendas y locales para los otros dos acusados pero ha precisado que no formó parte del comando ni tampoco ha participado en ningún atentado.
LE MANIATARON Y LLEVARON A UNA ZONA BOSCOSA
Por su parte, el vigilante de seguridad de la discoteca navarra relató a los agentes que tres hombres armados con "una pistola de gran tamaño" se acercaron a él, le amordazaron y le advirtieron: "No grites o te pego un tiro". Acto seguido, le condujeron a una zona boscosa y, minutos después, tres bombas hicieron explosión en el local.
Así lo señaló el vigilante de seguridad de la discoteca 'Universal' cuando prestó declaración en sede policial al día siguiente de perpetrarse el ataque terrorista. Su testimonio ha sido leído este jueves en el juicio, que ha quedado visto para sentencia, ya que la víctima ya ha fallecido.
El vigilante de seguridad, que había custodiado el local durante 16 años, contó a los agentes y a otros encargados del establecimiento que ese día entró en el edificio y los tres hombres le encapucharon. "¡Quítame ésto que me asfixio!", dijo a uno de sus captores, a lo que éste le respondió: "Son diez minutos, no te muevas o te pego un tiro".
Tras ello, le maniataron y condujeron a una zona boscosa, donde le dieron "tres o cuatro vueltas" sobre sí mismo para desorientarle hasta que le quitaron la capucha y se dieron a la fuga. Poco después, los tres artefactos que habían colocado previamente en la discoteca estallaron, provocando la "total" destrucción del edificio aunque no daños personales, según han afirmado varios peritos durante la vista.
Mariñelarena, Lebrero y Etxebarría se enfrentan a penas de entre 29 y 38 años de cárcel presuntamente por abordar al vigilante de seguridad de la discoteca 'Universal', cubrirle la cabeza con una capucha y trasladarle a una zona boscosa. Minutos antes, habrían colocado los explosivos en la pista de baile central y en el lateral izquierdo de la discoteca, donde estallaron el 27 de septiembre de 2001.
En la declaración que prestó en sede policial, Mariñelarena afirmó que el comando escogió la discoteca porque era "un punto de venta de droga muy conocido" en la ciudad y que sus integrantes tenían información sobre un concejal socialista y sobre agentes de la Policía Autónoma Vasca.
Robero Lebrero ha asegurado igualmente que Etxeberria sólo colaboraba con el comando en el abastecimiento de infraestructura y ha precisado que el comando no se denominaba 'Haitzea'. "Haitzea era el nombre de otro colaborador, para protegerle seguimos con el cuento", ha indicado, para explicar que hicieron creer a la Policía que ese nombre era el utilizado para denominar al comando con el fin de facilitar la huida del colaborador.
Etxeberria ha reconocido que se encargaba de alquilar viviendas y locales para los otros dos acusados pero ha precisado que no formó parte del comando ni tampoco ha participado en ningún atentado.
LE MANIATARON Y LLEVARON A UNA ZONA BOSCOSA
Por su parte, el vigilante de seguridad de la discoteca navarra relató a los agentes que tres hombres armados con "una pistola de gran tamaño" se acercaron a él, le amordazaron y le advirtieron: "No grites o te pego un tiro". Acto seguido, le condujeron a una zona boscosa y, minutos después, tres bombas hicieron explosión en el local.
Así lo señaló el vigilante de seguridad de la discoteca 'Universal' cuando prestó declaración en sede policial al día siguiente de perpetrarse el ataque terrorista. Su testimonio ha sido leído este jueves en el juicio, que ha quedado visto para sentencia, ya que la víctima ya ha fallecido.
El vigilante de seguridad, que había custodiado el local durante 16 años, contó a los agentes y a otros encargados del establecimiento que ese día entró en el edificio y los tres hombres le encapucharon. "¡Quítame ésto que me asfixio!", dijo a uno de sus captores, a lo que éste le respondió: "Son diez minutos, no te muevas o te pego un tiro".
Tras ello, le maniataron y condujeron a una zona boscosa, donde le dieron "tres o cuatro vueltas" sobre sí mismo para desorientarle hasta que le quitaron la capucha y se dieron a la fuga. Poco después, los tres artefactos que habían colocado previamente en la discoteca estallaron, provocando la "total" destrucción del edificio aunque no daños personales, según han afirmado varios peritos durante la vista.