El País Vasco empieza a percibir los beneficios del fin del terrorismo
Carmen Larrakoetxea – eleconomista.es 30/01/2012 - 8:55
§ El turismo bate récords y no hay que gastar cientos de millones en escoltas
La sociedad vasca poco a poco empieza a percibir los beneficios que supone el final del terrorismo, tanto en pequeños detalles cotidianos, como en hitos relevantes.
El primero y más evidente ha sido el turismo, que en los dos últimos años ha batido todos los records. El balance de 2011 se cierra con 2.465.167 turistas, contabilizando tanto los que optaron por alojarse en establecimientos hoteleros y casas de agroturismo.
La influencia del terrorismo sobre el sector turístico ha sido muy clara como lo demuestra que en los años en que ha habido treguas o posibilidad de que terminase la pesadilla la llegada de turistas crece exponencialmente (ver gráfico más abajo).
Sin embargo, en 2011 se produce un hecho insólito. Hasta el momento la provincia que mejor evolucionaba en turismo era Guipúzcoa, con el gran atractivo de la ciudad costera de San Sebastián. En 2011 no ha sido así, mientras que en Vizcaya y Álava la entrada de viajeros a los hoteles creció un 7,3 y 5,3% respectivamente, en Guipúzcoa se limitó a sólo un 0,8%. En las capitales, Bilbao creció un 6,1% y Vitoria un 7,9%, mientras que San Sebastián experimentó un descenso del 0,9%. La explicación de este peor comportamiento del turismo en Guipúzcoa hay que buscarlo en la llegada masiva al poder de la coalición radical abertzale Bildu.
No se puede perder de vista que el 67% de los turistas que visitan el País Vasco son españoles y en muchas comunidades autónomas se mira con recelo la llegada de la izquierda abertzale al poder.
Los amenazados y su coste
En Euskadi han tenido que llevar escolta más de 2.000 personas por estar directamente en riesgo sus vidas, más otro colectivo aún más numeroso ha tenido que tomar medidas preventivas de seguridad personal (evitar rutinas en sus costumbres, revisar los bajos de sus vehículos, no acudir a determinados actos sociales o incluso viajar en metro para no ser vistos).
Generalmente la sociedad vasca no se ha percatado del enorme coste humano y económico que esto implicaba. Sólo el Gobierno vasco ha tenido que dedicar alrededor de 100 millones anules a pagar escoltas y de las medidas de seguridad para las sedes en los últimos años. Otra cantidad igual ponía el Gobierno central, por lo tanto el coste es el doble.
Con esos cientos de millones se podrían haber hecho, por ejemplo, muchas políticas de fomento industrial y políticas sociales. El final del terrorismo ha reducido ya el presupuesto del Gobierno vasco en escoltas, véase los 38 millones para 2012.
Sin embargo esta buena noticia tiene una cara gris, qué hacer con los miles de profesionales que se han formado en la seguridad privada para prestar servicios de protección.
Papeleras y coches de lujo
Hay otra serie de pequeños detalles que, aunque casi pasan desapercibidos, tienen igual importancia en los aires de paz.
En el aeropuerto de Bilbao por primera vez en muchos años han vuelto a colocar papeleras en los exteriores del edificio, lo que denota una transformación. Están dejando de ser artilugios que podrían esconder bombas.
Otro ejemplo de normalidad son las entidades financieras de las zonas consideradas hasta no hace mucho tiempo muy conflictivas (cascos antiguos de las capitales, determinados municipios, etc.). En esas zonas el terrorismo callejero se solía despachar quemando las oficinas y los cajeros automáticos, lo que llevó a las entidades a cerrarlas con persianas metálicas dejando sin servicio a los clientes por las noches, situación que sin anuncio oficial alguno está remitiendo y ya empieza a ser posible disponer de dinero en efectivo con total normalidad.
Otra costumbre derivada de la presión terrorista y que ha pasado desapercibida a propios y extraños es la escasez de coches de lujo por las calles del País Vasco. Socialmente existe la falsa creencia de que los vascos son poco exhibicionistas con el lujo. Pero lo cierto es que los colectivos con poder adquisitivo para adquirir coches de lujo y deportivos se abstenían de hacerlo o de mostrarlos por las calles del País Vasco. Eso implicaba significarse negativamente con vistas a ser víctimas del chantaje terrorista del llamado "impuesto revolucionario" y que han padecido empresarios y profesionales vascos durante décadas. Ahora empiezan a verse más coches de lujo.
Desde el punto de vista comercial la normalidad llegará el día en que las grandes superficies y cadenas de distribución decidan abrir alguno de los ocho festivos que tienen autorizados al año. Hasta el momento el País Vasco es la única comunidad autónoma donde estas grandes cadenas no abren ni un sólo festivo y ello no responde a la vigencia de convenios colectivos o a la presión sindical, sino a una amenaza directa que en su día hizo ETA cuando determinada cadena anunció que pensaba abrir un festivo.