Fuente: eleconomista.es
- 3/12/2012
La tragedia de la fiesta de Halloween en
Madrid Arena se ha saldado con la muerte de cinco jóvenes. Ahora que es el
momento de pedir responsabilidades todo el mundo se quita de en medio para no
asumirlas. No se pretende juzgar, pero ante tamaño desastre sí es exigible un
mínimo comportamiento ético a quienes con cargos representativos están
implicados. Mónica Oriol, la presidenta de Seguriber, empresa que gestionó la
vigilancia del recinto ese día, es también la presidenta del Círculo de
Empresarios. Esta duplicidad está creando malestar entre las empresas del
sector de seguridad, que consideran que Oriol debería dejar su cargo en el
Círculo.
Sobre todo si, como dice el Ayuntamiento
de Madrid, se demuestra que ha habido negligencia en el control y seguridad de
la fiesta. Oriol debería reflexionar sobre ello y no atribuir estas presiones
al malestar de sus competidores del sector por el estilo con que dirige sus
empresas. La presidenta del Círculo de Empresarios representa a una institución
y a un colectivo, y ello comporta obligaciones. Sin embargo, su actitud revive
el recuerdo de Gerardo Díaz Ferrán, que se mantuvo al frente de CEOE a pesar de
sus problemas con la Justicia.
La presidenta de una de las más antiguas
asociaciones empresariales, que en su toma de posesión afirmó que centraría
todas sus energías en defender los intereses del empresariado en momentos tan
duros como el actual, no está en condiciones dadas las circunstancias de
cumplir su cometido al frente de la organización. La actuación de Seguriber
está en entredicho por las revelaciones de la comisión de investigación sobre
Madrid Arena. Un hecho que molesta a los empresarios porque los desacredita.