REGIONAL
El campo, ciudad sin ley
Fuente: hoy.es - 10.03.13 J. LÓPEZ-LAGO | BADAJOZ.
Aumenta la demanda de seguridad privada
en las zonas rurales, donde el incremento de robos preocupa a la Delegación del
Gobierno
El campo es muy
grande, «como si hay un policía para todo Badajoz», dice una víctima
«Ha sido el cuarto en un año y nunca han
pillado a nadie», manifiesta un agricultor
En Vegas Altas
robaron 200 compuertas de acequias, lo que trastocó la red de riego
En una obra de Talavera la Real llegó el
material una tarde y por la mañana no había nada
En Logrosán se
llevaron sesenta cerdos y en Llerena 27 bebederos de animales
«Lo difícil es encontrar un agricultor
al que no le hayan robado», dice un trabajador rural
Isidro S. tiene que montar una valla en su finca de las afueras de Coria
(Cáceres), pero en vez de cargar toda la malla metálica en la furgoneta y
dejarla a mano en su parcela para poder avanzar poco a poco en esta tarea,
viaja más de cien kilómetros al día transportando solo lo que va a instalar esa
jornada. «Si lo cargo todo y lo amontono, que sería lo más cómodo, al día
siguiente ha desaparecido, lo roban seguro», afirma tan convencido como
resignado.
Ganaderos, agricultores y propietarios en general tienen la sensación de
que el campo se ha convertido en una barra libre para los ladrones.
Cuando acaba la ciudad, el espacio a vigilar es tan amplio que los recursos
se vuelven ridículos. Ello ha hecho aumentar la demanda de seguridad privada
para custodiar explotaciones y naves que guardan ganado o maquinaria. Los
perros tampoco son suficientes y cada vez hay más cortijos con alarma.
Cuando este mes pasado los responsables policiales comparecieron en la
delegación del Gobierno para explicar que Extremadura, en términos globales, es
una región segura, se referían a los núcleos urbanos. No pudieron pasar por
alto la preocupación que hay en el campo por los robos. El delegado del
Gobierno, Germán López Iglesias, admitió que cada vez que los agricultores van
a verlo le exponen este problema. De hecho, por primera vez en la región se han
empezado a incluir en las estadísticas no solo los robos en viviendas, sino
también en casas de campo, segundas viviendas, garajes y zonas comunes.
Un plan de 2011
De hecho, hay un plan de 2011 contra las sustracciones en explotaciones
agrícolas y ganaderas que reconoce el incremento de robos con fuerza en estas
explotaciones, lo cual «origina cierta alarma social» y ha provocado
dispositivos específicos de acción.
La Guardia Civil, que se encarga de vigilar las zonas rurales, dio el dato
de 923 denuncias el año pasado entre viviendas en pueblos y casas aisladas, un
70 por ciento más que dos años antes.
Tampoco hay que pasar por alto cuando hace un año el secretario de
Organización de UPA-UCE Extremadura, Miguel Leal, alertó de que los
delincuentes estaban cargándose el regadío en las Vegas Altas del Guadiana de
una forma muy sencilla: robando las compuertas de riego que distribuían el agua
de las acequias. Este delito se había multiplicado por quince, decía el
dirigente agrario, que pedía que se inspeccionaran las chatarrerías, a donde se
suponía que llegaban estas placas de acero inoxidable para su venta. Varios
días después se detuvo a los autores de aquellos robos, que se habían hecho con
más de 200 compuertas.
Mientras tanto, el entonces delegado del gobierno, Alejandro Ramírez del
Molino, consciente de lo complicado que es vigilar un campo tan extenso como el
extremeño, sugirió a los regantes que cambiaran el material de estas compuertas
si técnicamente esto era posible.
Resignación
A Enrique Subirán, agricultor que explota una finca en la provincia de
Badajoz y conoce bien la zona entre Montijo y Mérida, le robaron el mes pasado
dos veces seguidas. Según razona, esto es normal que ocurra, «porque el campo
es como si para toda la ciudad de Badajoz pones un solo policía municipal. Lo
peor ya no es el robo, sino el daño que causan.
A mí me han robado cien litros de gasoil y han tirado el bidón a un pozo,
que no sabemos si servirá para beber o regar de allí, así que ahora tengo que
desinfectarlo. Esto es una vergüenza. O te proteges tú o qué haces si la
Guardia Civil no puede», se preguntaba justo después de pedir presupuesto en
una empresa de seguridad privada de la capital pacense.
Varios propietarios que también están siendo víctimas de robos están
pensando compartir este gasto y dejar de encomendarse a la seguridad que les
brinda el Gobierno, insuficiente en su opinión «porque cada vez son menos y no
tienen ni para gasoil», dice.
Antonio Gómez, de Villafranco del Guadiana (Badajoz), optó hace casi dos
años por poner una alarma y videocámaras en una nave que tiene en pleno regadío
donde guarda tractores y enseres de campo. «Ya me habían robado cuatro veces,
casi siempre herramientas, pero cada dos por tres me estaban rompiendo la
puerta o alguna pared y era más el destrozo que lo que se llevaban. Ahora con
el sistema de seguridad no he vuelto a sufrir ningún robo allí. Lo malo
-prosigue- es que me han robado en mi vivienda hace unos dos meses, cuando unos
rumanos vinieron a pedir harina y en realidad nos estaban distrayendo mientras
otros se subía por la terraza. Se llevaron el oro de mi mujer y 6.000 euros.
Esto se está poniendo fatal».
Para comprobar sobre el terreno qué incidencia tiene este delito en la
población rural basta con dar una vuelta por los caminos. En el entorno de
Talavera la Real (Badajoz), los trabajadores de una nave que guarda maquinaria
agrícola eran claros: «Lo difícil es encontrar a alguien que no le hayan
robado», decían al ser preguntados sobre qué agricultor en la zona ha sido
víctima de los ladrones en los dos últimos años.
A la hora de la siesta
«A nosotros -relata Luis Rodríguez, uno de los empleados- nos quitaron una
máquina hace poco más de un mes. Ha sido el cuarto robo en un año y nunca han
pillado a nadie. El pasado verano se llevaron 700 litros de gasoil a la hora de
la siesta. Y supongo que muy tranquilamente porque suponemos que lo fueron
haciendo con tarras de veinte litros, así que imagínate si dieron viajes»,
decía este agricultor de una empresa familiar mientras reparaba un tractor en
una nave de la pedanía pacense de Balboa.
A pocos metros, su compañero señala el aeropuerto de Badajoz, al fondo.
«Ahí hay siempre una dotación de la Guardia Civil ¿verdad? Pues en verano
-dice- abrieron las arquetas que hay junto a la hilera de farolas, sacaron todo
el cable de cobre y hasta hace poco más de un mes han estado las farolas
apagadas».
En el bar La Parada de Talavera la Real (Badajoz) su dueño, Juan Gómez,
cuenta que a diario algún cliente cuenta que le han robado a él o a alguien que
conoce. «Antes no había estos problemas, cuando el bar lo tenía mi padre
recuerdo que se iba y dejaba la puerta abierta. Ahora es imposible. Pregúntele
a ese señor que se está tomando un café».
Se trata de Valentín Saavedra, encargado de obra y que está terminando unas
viviendas en las afueras del pueblo. «Estaban prácticamente terminadas. Hace un
mes vino el camión de reparto por la tarde y dejó las bañeras, los platos de
ducha, azulejos y cemento. A la mañana siguiente había desaparecido todo». Este
profesional lleva 34 años en la construcción y dice que siempre ha habido
robos, «pero hace un par de años esto está peor. No sé si es porque hay más
gente de fuera y no tiene trabajo. Lo malo es que te quitan las herramientas y
esa mañana cuando llegas te hacen perder el día. A nosotros también nos
quitaron hace poco un taladro percutor que vale unos 300 euros. Supongo que
luego le sacan unas 30 euros. Ahora hay un vigilante en la obra y está vallada»
Robos por toda la región
El mes pasado en Monesterio (Badajoz) se producía otro robo de madrugada en
una casa de campo situada en la carretera comarcal de Calera de León, en el
lugar conocido como 'Los cinco chopos'. Los ladrones cortaron con una sierra la
reja de la ventana y se llevaron un botín tan dispar como 200 kilos de chacina
de una matanza reciente y una motosierra.
A la farmacéutica de Logrosán (Cáceres) le han robado sesenta cerdos,
informa Bonifacio Cano. En Almendral (Badajoz) se han llegado a matar cerdos
dentro de la propiedad asaltada para llevarse las partes más suculentas después
de despiezarlos, lo que indica la tranquilidad con la que actúan algunos
ladrones. Y a finales de enero, durante la madrugada de un sábado al domingo se
producía un robo en el campo situado en la carretera comarcal que une El Culebrín
y Llerena (Badajoz). A los tractores los visitantes le hicieron un agujero al
depósito para llevarse el gasoil. Además, penetraron en la nave para sustraer
27 cazoletas, (bebederos para los animales), de un valor de unos 700 euros
aproximadamente. También entraron en dos contenedores de obras que tiene la
familia , de donde los ladrones cogieron toda la instalación eléctrica, además
de un microondas, una cocina y una freidora que guardaban allí para usarlas en
los días de romería.
Pero cuando la víctima, según informa L. Vargas, se percató de que sus
animales estaban sueltos, contó su piara y se dio cuenta de que además faltaban
dos cochinos de unas tres arrobas cada uno, los cuales habían sido sacrificados
allí mismo con un cuchillo que dejaron allí mismo y sin que, una vez más, se
sepa qué ha sido de los autores, que es lo que más indigna a las víctimas.
REGIONAL
Se roba de noche, en festivo y por oleadas
El gasoil es
un botín habitual, pero una vez dentro de la propiedad cualquier cosa vale,
incluidos los animales
Fuente: hoy.es - 10.03.13 J. L. G. | BADAJOZ.
Según indican en la empresa
de seguridad Secoex, su actividad decayó con el inicio de la crisis. «La
demanda de seguridad privada bajó porque los clientes lo primero que quitaban
era la limpieza y la vigilancia. Por otro lado también nos afectaron los recortes
públicos de las instituciones. Pero en los últimos meses el sector privado ha
vuelto a contratar su propia seguridad».
Olalla Borrego, directora
comercial de Segurex, confirma que en todos los sectores está habiendo un
repunte en la demanda de seguridad, «y en el ámbito rural tan también por la
inseguridad que hay en el campo. En los pueblos antes de conocían todos y las
puertas hasta se dejaban abiertas, pero ya no es así», señala.
Los robos en el campo
suelen ser variados. Y suelen cometerse de noche o en las tardes de días
festivos cuando saben que nadie frecuenta la zona.
Otra característica es que
va por oleadas: las bandas se ceban en una zona y cuando cunde la alarma y se
refuerza la seguridad se van a desvalijar a otro lugar. La chatarra y el gasoil
es un botín habitual, así como los motores hay en verano para sacar agua de los
pozos o el río.
También suelen desaparecer
herramientas, algunas de las cuales valen cientos de euros. Pero una vez
invadida la propiedad, cualquier cosa les vale, incluidos los animales.
Según profesionales de
Secoex, «los robos han empezado a concentrarse desde hace cinco o seis meses en
las viviendas aisladas y en naves donde hay maquinaria y vehículos, que en vez
de un guarda de campo que hace varias rondas en días y horas variados requieren
un vigilante de seguridad que se queda fijo allí toda la noche, ya que de día no
hace falta porque hay trabajadores o vecinos cerca. Otras opciones son poner
alarma o cámara de seguridad. También vienen a pedirnos presupuestos vecinos de
una misma calle de urbanizaciones de la periferia».