Al contrario de la regulación anterior, la nueva Ley resuelve de un plumazo el requisito de
tener la nacionalidad española(o de alguno de los estados de la Unión Europea) para ser vigilante, ampliando a los nacionales de terceros estados (como los latinoamericanos) que
tengan suscrito con España un convenio
internacional en el que se contemple tal posibilidad a los nacionales de
ambos países.
Es decir, previo acuerdo de por medio y teniendo la habilitación y formación adecuada, un español podrá trabajar en seguridad,por ejemplo, en Latinoamérica y viceversa,... los de allí podrían trabajar aquí... Lo curioso es que existe el convencimiento entre los muros de Moncloa de que están haciendo lo imposible para potenciar la contratación en el sector olvidándose, además de otras cosas, de lo arriesgado que es ejercer esta profesión en determinados lares. Basta leer las noticias que llegan desde el otro lado del charco para flipar en 3D.
Tanto ha sido el éxito de Guilherme que hasta el metro de Sao Paolo ha
lanzado una campaña con su imagen. En resumidas cuentas, la popularidad de este
vigilante ha subido como la espuma y sus imágenes circulan alrededor del mundo
para alegría de muchas mujeres que ya lo consideran una verdadera estrella y
uno de los hombres más deseados.
Desde luego, ¿qué harían las sufridas
pasajeras del cada vez más precario Metro Madrid si todos los días se cruzasen
a este vigilante de seguridad en los deprimentes andenes?. Subidón, subidón…