MÁLAGA / SUCESOS
Vigilar
la oficina del paro, una profesión de riesgo
La Junta refuerza la
vigilancia en un centro del SAE de Málaga tras sufrir el vigilante la segunda
agresión en dos meses
Fuente:
abc.es - F.V. / MÁLAGA - 21/10/2015
«Hay
broncas habitualmente. Pocos funcionarios y mucha gente. Demasiada. En la
mayoría de los casos las situaciones violentas terminan nada más que con un
usuario cabreado que se va a la calle dando gritos porque no le han atendido
como le hubiera gustado o porque la cita previa no le ha funcionado. Pero esto
se está poniendo cada vez más feo».
Quien
relata el día a día de una oficina del paro en Andalucía sabe de lo que habla.
Es el vigilante de seguridad de una sede del SAE de la capital malagueña. La de
Gamarra, la que soporta mayor presión por lo populoso de las barriadas a las
que presta servicio y el gran nivel de desempleo existente en ellas. El lunes
fue objeto de la segunda agresión en sólo dos meses. Desde el martes, tiene al
menos un compañero de refuerzo.
Afortunadamente
para él, ninguna de las dos agresiones han sido graves. Pero el susto se lo ha
llevado. En septiembre, una usuaria que quiso colarse le dio un manotazo que le
tiró las gafas al suelo. Aprovechando el desconcierto, la mujer le dio un
arañazo antes de ser reducida. La agresión terminó en juicio y la agresora fue
condenada a un alejamiento de la oficina y una multa de cinco euros diarios
durante un mes.
El lunes
la cosa fue a mayores.
Recibió
una patada en los testículos de un parado de larga duración que protagonizó un
grave altercado en la oficina porque al parecer se había equivocado en el tipo
de cita previa que había pedido por internet.
Los
hechos ocurrieron por la mañana.
El
usuario, que trataba de solicitar una ayuda, se enfrentó con los funcionarios
que le comunicaron su error, dando golpes y patadas al mobiliario y amenazando
de muerte a alguno de ellos. Sus padres, que lo acompañaban, le conminaron a
salir de la oficina, lo que hizo acompañado del vigilante. Una vez en la calle
y precisamente en el momento en que sus progenitores parecía que lo
tranquilizaban, propinó una fuerte patada en la entrepierna al trabajador de
seguridad y salió corriendo. El puntapié desplazó al vigilante varios metros
hacia atrás, por lo que se dio un fuerte golpe en la espalda al caer sobre la
puerta de la oficina.
Tuvo
que ser trasladado al hospital. Allí fue atendido y después comenzó un largo
peregrinaje por comisarías para presentar la denuncia correspondiente. Se
encontró con la sorpresa de que su agresor ya estaba fichado por la Policía.
Afortunadamente, el martes ya volvió al trabajo. Y está acompañado. La Junta se
ha visto obligada a reforzar la seguridad con otro compañero para evitar nuevos
casos.