La
huelga de los vigilantes eleva los incidentes en el San Agustín
Los empleados de la contrata han solicitado
una reunión con el consejero de Sanidad para aclarar su difícil situación
Un individuo se dio el jueves
a la fuga tras ser sorprendido en los vestuarios
Fuente: elcomercio.es - R. ARIAS / C. DEL RÍO AVILÉS - 6 febrero 2016.
Hace
dos semanas que los trece vigilantes de seguridad del Área Sanitaria III
plantaron sus tiendas de campaña frente al área de Urgencias del San Agustín.
Iniciaron una huelga indefinida el pasado 20 de enero y, desde entonces, ni el
hospital, ni los centros de salud, ni tampoco la unidad de dispensación de
metadona cuentan con servicio de seguridad. Los problemas no han dejado de
sucederse, y el último tuvo lugar anteayer, cuando un individuo ajeno al
hospital fue sorprendido en uno de los vestuarios del personal.
Ocurrió
por la tarde, en el momento en el que dos enfermeras se estaban cambiando. Un
hombre que vestía una cazadora azul irrumpió en esa sala privada y de uso
restringido a los trabajadores del centro, aunque salió corriendo al verse
sorprendido por las profesionales. Poco después fue visto en Urgencias, donde,
según cuentan los trabajadores del San Agustín, esperaba junto a unos
familiares. Una enfermera le reconoció y dio la voz de alarma. Solo pudo
recurrir al jefe de turno de celadores, que comenzó a correr tras él cuando, al
verse identificado, emprendió la huida.
Todo se
quedó en un susto, ya que el individuo no logró llevarse ningún objeto ni tampoco
provocó daños personales, pero los trabajadores están cada vez más
atemorizados, porque esas zonas son de fácil acceso y en ellas, además, suelen
guardarse cosas de valor. «Nos sentimos completamente indefensos», cuentan los
trabajadores, que entre la huelga y las bajas generalizadas que hubo
previamente suman ya cerca de dos meses sin vigilantes que eviten este tipo de
incidentes. «Esto es un coladero», lamenta una enfermera.
Los usuarios del Hospital San Agustín se
encuentran todos los días con los vigilantes acampados y una vez a la semana
con su manifestación alrededor del centro sanitario.Los usuarios del Hospital
San Agustín se encuentran todos los días con los vigilantes acampados y una vez
a la semana con su manifestación alrededor del centro sanitario. / MARIETA
La
falta del servicio afecta a todos los centros por igual, pero hay dos áreas que
son espacialmente sensibles: la de Psiquiatría y la de Urgencias. En esta
última es donde más incidentes se producen por la propia naturaleza del
servicio, y también porque la falta de personal está provocando tiempos de
espera más largos de lo habitual, que acaban desencadenando en el nerviosismo
de los pacientes y de sus acompañantes. Allí ya se han producido «varias
agresiones a diferentes profesionales» en los últimos meses, según ha señalado
la Junta de Personal, que viene reclamando repetidamente una solución al
conflicto de la seguridad.
También
en Psiquiatría los profesionales se están movilizando. Un grupo de trabajadores
de este departamento está redactando un escrito que pretende remitir a la
gerencia del área urgiendo a que se solvente el problema. «Los celadores hacen
las veces de los vigilantes de seguridad pero ni conocen las técnicas para
reducir a un enfermo alterado ni tienen porras como los primeros», denuncian.
Además, en esta planta en concreto, donde los enfermos ingresados suelen ser
los mismos, «solo ver al vigilante que conocen ejerce un efecto tranquilizador
sobre ellos», aseguran.
La
Dirección General de Interior ha solicitado a la gerencia del área un informe
en el que se detallen los avisos por problemas de seguridad, de cara a tener un
conocimiento exhaustivo del alcance del problema y de la carga de trabajo del
servicio de vigilancia. Pero lo cierto es que el problema sigue sin
solucionarse después de casi dos meses de conflicto y amenaza con enquistarse.
La
pelota ahora está en el tejado del Sespa. La Consejería de Presidencia ha optado
por una delegación de funciones en el Servicio de Salud, para que sea este el
que proceda a licitar un nuevo contrato y, una vez adjudicado, pueda
rescindirse en actual con la empresa Seguridad Empresarial Navarra, que hace ya
cerca de cuatro meses que dejó de pagar a los trabajadores. Los servicios
jurídicos del Sespa están elaborando un informe sobre la viabilidad de esta
posibilidad planteada por el Principado, pero tras más de una semana de espera,
nada se sabe de su contenido, para desesperación de los vigilantes.
«Tienen
que hacerse cargo de la situación», reclama José Iglesias, portavoz del
colectivo. Tanto él como sus compañeros se cansan de esperar la resolución de
un conflicto que se alarga ya demasiado en el tiempo. Pese a que el Principado
ha pagado todos los meses en tiempo y forma a la contrata, desde que asumiera
el servicio el pasado junio, esta no ha abonado ni una sola nómina en plazo, y
se encuentra actualmente en preconcurso de acreedores.
Problema
económico
El
problema parece radicar tanto en la situación económica de la propia empresa
como en el bajo precio del contrato de la seguridad en el Área III, que
resultaría insuficiente para atender a los salarios y al resto de gastos que se
derivan de él, tales como las prácticas de tiro de los empleados o los
reconocimientos médicos de los mismos.
Los
vigilantes han solicitado una reunión con el consejero de Sanidad, Francisco
del Busto, para que este les explique de primera mano cual es la situación y
que vías de solución puede haber, aunque las competencias sobre la seguridad de
los centros sanitarios recaen tanto en la Delegación del Gobierno como en la
Consejería de Presidencia, que es el organismo del que depende el contrato.
«Aquí nadie mueve ficha», se queja Iglesias
Mientras
la solución que les permita trabajar con garantías de cobrar sus salarios no
termina de llegar, los vigilantes continúan acampados frente al centro y
manifestándose en el recinto hospitalario cada martes y cada jueves. Su
presencia tiene un cierto efecto disuasorio y contribuye a evitar algún
incidente, pero no todos. «Nosotros ahora podemos actuar como ciudadanos, pero
no como vigilantes, por mucho que nos duela», explica Iglesias.
Los
profesionales sanitarios están con ellos, como vienen demostrando en las
concentraciones de estos últimos días. Ellos son los primeros interesados en
que el conflicto se resuelva positivamente y el servicio de vigilancia vuelva a
prestarse con normalidad.