15.000 GUARDIAS FEMENINAS EN
DELHI
Mujeres
de uniforme para proteger... a otras mujeres
- La violación en grupo de una joven en 2013 afectó gravemente al turismo.
- Las guardias de seguridad, cada vez más demandadas, pueden ser un arma efectiva contra el acoso sexual
Fuente:
elconfidencial.com - ELENA DEL ESTAL. DELHI (INDIA) 24.05.2016
Ayer
fue el primer día de trabajo de Laxmi. De 8 de la tarde a 6 de la mañana se
enfundó su uniforme de vigilante para cuidar de la seguridad de las mujeres que
trabajan en el turno de noche en una oficina de Gurgaon, ciudad satélite de la
capital de la India. “Tenemos que mantenernos despiertas toda la noche, vigilar
la oficina y llevar a las chicas a su casa cuando acaba su jornada”, cuenta
risueña.
Para
cubrir este puesto solo buscaban candidatas femeninas. La razón por la que un
hombre queda descartado parece sencilla: “Una mujer se siente más segura cuando
otra mujer está alrededor”, explica a este diario Anubhav Khiwani, fundador de
Denetim, la empresa de seguridad para la que Laxmi trabaja.
Aunque
sea el primer día, Laxmi no es nueva en el sector: antes trabajó como vigilante
en un hospital y en un colegio. Como ella, se estima que hay unas 15.000
mujeres que trabajan como guardias de seguridad en Delhi, 2.000 más que en los
dos años anteriores.
“No puedo hacer que un hombre cachee a una
mujer o le mire el bolso”, contesta Ranvijay Dwivedi, gerente de Shield, otra
compañía que ofrece este servicio de vigilancia femenina, como si la respuesta
fuese demasiado obvia como para lanzar la pregunta de por qué se contrata a
mujeres como guardias de seguridad. Dwivedi coordina el trabajo de tres de sus
empleadas que registran a las visitantes femeninas y sus pertenencias antes de
permitirles la entrada a un pequeño centro de restauración en el sur de Delhi.
Lo que en otros países son meras escenas de aeropuerto, en India se ha
convertido en cotidiano especialmente después de ataques terroristas como los
de Bombay en 2008: controles de acceso con detector de metales y registro de
bolsos y mochilas.
Mientras
que en el metro o estaciones de trenes es un trabajo propio de la policía, en
centros comerciales, hoteles, cines y otros lugares públicos con aglomeración
de gente este servicio lo proveen empresas de seguridad privadas. Y el hecho de
que a un hombre no se le permita cachear a una mujer ha traído la proliferación
de la necesidad de empleadas femeninas. Un oasis en el desierto en un país como
India donde, según el último informe de la Organización Internacional del
Trabajo, la participación femenina como fuerza laboral es del 31%, lo que
coloca al país en el puesto 17 por la cola, solo delante de estados como
Pakistán, Afganistán o Marruecos, según datos del Banco Mundial.
Incremento
de la violencia contra la mujer
Shruti
trabaja en el departamento de recursos humanos de una compañía de eventos y
acaba de dar el visto bueno para la contratación de una vigilante femenina: “Ya
tenemos un hombre, y contratar a otro podría ser peligroso porque hacen
camaradería. Siempre tuvimos claro que si contratábamos un segundo vigilante
sería una mujer”, afirma.
Según
los últimos datos de la Oficina Nacional de Registro de Delitos (NCRB) se
cometieron 337.922 crímenes contra la mujer en 2014, un notable incremento si
se compara con los 309.546 de 2013 o los 244.270 de 2012. Aunque siempre se
alerta de que estas diferencias de datos se deben no tanto al aumento de
delitos como al incremento de las denuncias.
“Después
de la violación en grupo de una joven en diciembre de 2012, hubo un parón en el
turismo: las mujeres tenían miedo de venir por motivos de seguridad, así que
las agencias de viaje empezaron a contactarnos”, cuenta Nimisha Ramish, manager
de Secura Security. “Se da esta doble situación: se protegen a las mujeres de
los hombres proporcionando más mujeres”, dice Khiwani, de Denetim.
Los
lugares más comunes donde se demandan vigilantes femeninas son, además de en
zonas comerciales, en grandes eventos como conciertos, en bares y restaurantes,
en bodas, o como seguridad personal de 'celebrities'. En el caso residencial,
Ramish asegura que sus clientes también demandan seguridad femenina para
acompañar los niños al colegio o a los miembros mayores de la familia. Luego
están los casos aislados: “He recibido llamadas de madres ansiosas pidiéndome
vigilantes de seguridad femeninas para impedir que sus hijas adolescentes
salgan de casa a hurtadillas por la noche”, añade Khiwani.
"Sí,
mamá, puedes hacerlo"
Y si
los trabajos son variados, los perfiles para contratar también varían según la
empresa contratadora. Para Denetim, lo ideal es una mujer grande, entrada en
carnes, de más de 40 años y, a poder ser, que haya estado en el ejército. En
Secura Security, en cambio, consideran más aptas para el trabajo a mujeres
entre 25 y 35 años, con al menos estudios primarios y buen nivel de inglés, sin
antecedentes penales, en buena forma física y preferiblemente con conocimiento
en artes marciales.
El
salario también es variable. Entre las 15.000 y las 20.000 rupias (198- 264€),
por jornadas entre 8 y 12 horas, según el puesto, con 4 días de libranzas al
mes. Ambas empresas coinciden en que por el mismo empleo y horario, hombres y
mujeres cobran los mismo. Algo no muy común en India, pues según el Foro
Económico Mundial, por el mismo trabajo por cada dólar que gana un hombre una
mujer gana 0.56.
A
Suyata le duelen las piernas y los pies. Ya ha perdido la cuenta de la cantidad
de bolsos que ha revisado a las mujeres que quieren entrar en el complejo de
restaurantes donde trabaja. Lo hace porque necesita el dinero. Su marido
también tiene un empleo, pero solo con su sueldo no es suficiente para los
gastos de la casa y la educación de sus cuatro hijos, por eso desde hace cinco
años trabaja para la compañía Swift. Al preguntarle si se siente una mujer
independiente, duda: “Es cierto que trabajar me da mi propio dinero, pero en
realidad lo hago por necesidad”. Jornadas de 12 horas, siete días a la semana.
Solo libra los festivos oficiales. Y cuando llega a casa tiene que hacer la
comida, lavar y cuidar de sus hijos. “En realidad trabajo las 24 horas del
día”. Todo esto, dice, por 12.000 rupias al mes, unos 160€.
“Si
pudiera elegir, preferiría ser ama de casa”, confiesa Mithlesh Devi, que
trabaja en seguridad desde que acabó los estudios, hace 9 años, siempre para la
misma empresa, 24 Secura. “Mi marido no está de acuerdo con que trabaje, pero
tengo que hacerlo porque mis padres y mis hermanos necesitan el dinero”,
explica a El Confidencial mientras chequea el bolso de las empleadas que entran
al edificio de oficinas donde trabaja 8 horas al día por 160€. Aun así, el
trabajo no le disgusta del todo. “Mis compañeros son agradables, los empleados
del edificio también, y cuando no hay nadie que entre ni salga, estamos
sentados charlando”. “Y además tenemos aire acondicionado”, grita una de sus
compañeras, Angely, mientras se marcha a otro de los puestos. Y no lo dice en
vano, porque fuera, el verano de Delhi ahoga a 43ºC de temperatura.
Laxmi,
en cambio, no se siente así: “Estoy orgullosa de mi misma porque soy una mujer,
trabajo y sustento a mi familia”, dice por teléfono antes de empezar su turno
nocturno. Es viuda y tiene muy claro que lo hace todo por sus hijos, de 14 y 10
años. “Al principio ellos estaban preocupados porque me tenía que ir por la
noche, pero pronto lo entendieron y ellos son los que me animan: ‘¡Sí, mamá,
puedes hacerlo!’”.