En los primeros nueve meses
del año ha habido 18 agresiones al personal de seguridad y seis a revisores
Fuente:
diaridetarragona.com- 27/10/2016 - Àngel Juanpere |
Agresiones,
mordeduras, vandalismo y amenazas. Es sólo parte de lo que tienen que soportar
los vigilantes de seguridad de la empresa contratada por Renfe para vigilar sus
trenes. Una situación que en los últimos años ha ido en aumento, hasta el hecho
de que alguno de los vigilantes ha dejado el empleo porque ha preferido
salvaguardar su familia a tener un puesto de trabajo. Los alborotadores no ven
a los vigilantes como autoridades y se ceban con ellos. Se ha llegado al caso
de que uno perdió parte de una oreja, arrancada de un mordisco. Desde Renfe se
ha confirmado que en el presente año se han dado 18 agresiones a personal de
seguridad en la provincia de Tarragona y seis a trabajadores –básicamente
revisores–.
Uno de
los últimos episodios ocurrió el pasado 3 de octubre en la estación de Sant
Vicenç de Calders. Un joven viajaba sin billete en un tren que cubría el
trayecto entre Reus y Barcelona. El individuo sacó un destornillador ante la
presencia de los vigilantes de seguridad y les agredió. El joven acabó detenido
acusado de los delitos de amenazas y atentado a la autoridad y los vigilantes,
de baja laboral.
El
perfil
Jóvenes
de 16 a 25 años, la mayoría de ellos extranjeros, que viajan sin billete y con
problemas de adaptación social o problemas escolares. Éste sería el perfil de
los alborotadores. Muchos de los conflictos comienzan cuando el revisor pide el
billete al joven y éste no tiene y, además, no quiere pagar y comienza a
amenazar. En estos casos, el revisor solicita la presencia de los vigilantes de
seguridad. Muchas veces la presencia de estos tampoco resuelve el problema,
hasta el punto de que tienen que solicitar refuerzos de los Mossos.
No hay
una ruta caliente, todas las que transcurren por las comarcas de Tarragona son
problemáticas, afirman algunos vigilantes de seguridad. Desde la línea de costa
–desde Tortosa a Barcelona– hasta la interior –la procedente de Móra la Nova
hacia la Ciudad Condal– e incluso la procedente de Lleida, en todas hay
conflictos.
Si el
viajero infractor se rebota, llegará a casa con una sanción de 300 euros –100
si sólo se han tenido que intervenir los vigilantes–. Pero si el altercado es
grave, la Policía Autonómica acaba con su detención acusado de un delito de
atentado a agentes de la autoridad. El Código Penal castiga dicho delito con
penas de hasta cuatro años de cárcel, además de multa económica. Sin embargo, como
la mayoría de los infractores son menores de edad, en este caso el juez puede
mandar al joven internado a un centro de menores.
No en
todos los casos llega a intervenir la Policía Autonómica. «En algunas ocasiones
sólo hay empujones y los agresores se marchan, por lo que ya no llamamos a los
Mossos d’Esquadra», aseguraba un vigilante consultado por el Diari. Y es que,
según asegura, las agresiones son diarias. Desde los sindicatos se barajan unas
cifras muy altas: en Catalunya hay entre 25 y 30 agresiones diarias a
vigilantes de seguridad de todo tipo, desde los que están en los trenes hasta
la puerta de un establecimiento comercial o un organismo oficial.
Uno de
los juicios que está pendiente es a un joven que agredió con un cinturón
–después de quitárselo– . Los hechos se remontan al año pasado en la estación
de Reus. Un grupo de marroquíes estaba alterando el orden en uno de los
arcenes. Dos vigilantes de seguridad estaban a punto de subir al tren, junto
con el revisor. Se dirigieron hacia los jóvenes y el revisor les preguntó si
habían sacado el billete –obligatorio en aquellas estaciones que disponen de
taquillas–. El grupo contestó que no, que ya pagaría el importe en el tren. Fue
entonces cuando el grupo se puso agresivo e intentó pegar a los vigilantes. Uno
de los jóvenes se sacó el cinturón y golpeó en el brazo a uno de los
vigilantes. Estos pudieron reducir al agresor –mayor de edad–, le pusieron las
esposas y lo detuvieron, mientras los otros se marcharon del lugar.
Inicialmente se celebró en el Juzgado de Instrucción un juicio por un delito
leve. Sin embargo, se planteó al magistrado que podría tratarse de un delito de
atentado a agentes de la autoridad. El juez así lo vio y envió la causa al
Juzgado de lo Penal para su juicio.
En otra
ocasión, el vigilante de la estación de Adif fue alertado desde el centro de
control de que había un pasajero sin billete en uno de los trenes. Subió solo
al convoy para hacer bajar al pasajero y recibió un puñetazo, que le abrió el
pómulo, precisando dos puntos de sutura.
Una de
las reivindicaciones que realizan los vigilantes de seguridad es que la empresa
les dote de un chaleco antibalas. Algunos lo llevan, pero pagado de su
bolsillo.
El
problema de los grafiteros
Otro de
los colectivos a los que se enfrentan los vigilantes de seguridad son a los
grafiteros. Los vigilantes aseguran que las agresiones de las bandas de
grafiteros se dan en cualquier punto, pero principalmente en Reus. El caso más
grave es el de un grupo que agredió a un vigilante –que incluso estuvo
hospitalizado– el pasado 29 de julio. Con posterioridad el grupo de grafiteros
fue a la vivienda del vigilante. Uno de ellos le amenazó, mientras que agredió
a su esposa –le tuvieron que poner un collarín–. Los Mossos identificaron al
agresor. En la noche del 26 de julio, otro vigilante de seguridad de la
estación de Adif de Reus resultó herido por el lanzamiento de una piedra. Los
agresores serían también un grupo de grafiteros que ya habían mantenido un enfrentamiento
la misma mañana.
A un
vigilante incluso lo tiraron a la vía. Ocurrió el 2 de mayo de este año cuando
la víctima intentaba evitar que un grupo de grafiteros pintase un convoy
estacionado en la estación de tren de Reus. El hombre resultó herido en una
pierna.
La
inversión de Renfe
Fuentes
de Renfe apuntaron que son conscientes de la problemática «y que por ello
estamos invirtiendo en toda Catalunya 10 millones en materia de seguridad».
También apuntaron que son conductas que realizan los jóvenes en el tren pero
que se pueden dar en cualquier lugar, a la vez que recalcaron que las
competencias de la seguridad ciudadana en Catalunya son de Mossos d’Esquadra.
«Estamos trabajando en este tipo de situación. Sí que es verdad que hay una
problemática social». Precisamente, los interventores asisten a cursos dados
por la Policía Autonómica para saber cómo actuar ante este tipo de situaciones.