domingo, 9 de diciembre de 2012

Sector en Albacete - Mil ojos para la Policía


REPORTAJE
Mil ojos más para la Policía
En la provincia de Albacete hay más de 500 vigilantes de seguridad que trabajan para evitar que se cometan delitos 

Fuente: laverdad.es - 09.12.12 - 01:00 - JOSECHU GUILLAMÓN / albacete.lv@laverdad.es |

POR AÑOS
2010
En 2010 la Policía Nacional detectó diez infracciones graves por intrusismo.
2011
En 2011 solamente se detectaron dos infracciones graves en el mes de febrero.
2012
Aunque no están cerrados los datos de 2012, en septiembre se detectaron tres infracciones graves.

SEBASTIÁN SOTO JEFE SEGURIDAD PRIVADA POLICÍA
«Los vigilantes de seguridad son bastante efectivos, cuantos más haya mejor»
Solo en el pasado mes de septiembre se registraron tres infracciones de este tipo en Albacete
Actualmente los casos de intrusismo suelen producirse en espectáculos y en fábricas
Todos los meses evitan decenas de hurtos y combaten el consumo de drogas en los institutos
«Para nosotros el que haya 600 vigilantes en Albacete, significa que tenemos 1.200 ojos más en la calle»

En la provincia de Albacete hay entre 500 y 600 vigilantes de seguridad en activo que colaboran estrechamente con los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado para evitar que se cometan delitos.

Para ello, los vigilantes realizan una completa formación, que debe ser validada por la Policía Nacional, como explica el subinspector jefe de la unidad de Seguridad Privada, Sebastián Soto. «Normalmente los vigilantes hacen un curso de 180 horas, en el que va englobado todo y luego cada año, la empresa les debe dar una formación de 20 horas de distinta formación, para que estén siempre al día».

La formación que reciben los vigilantes toca todas las ramas. «Se les da formación sobre el Código Penal, sistemas de seguridad, primeros auxilios, defensa personal, también deben pasar unas pruebas físicas y luego llevan la materia técnica-profesional de lo que hace un vigilante en sí».

Una vez que superan estas pruebas se les da un diploma en el centro de formación, aunque luego es la Policía Nacional quien examina a los futuros vigilantes. «Se realizan seis pruebas al año y el que suspende una vez, puede presentarse en las siguientes».

Anualmente en Albacete unas 150 personas obtienen el título de vigilante de seguridad, aunque antes de la crisis se llegaba hasta los 300 titulados anuales. «Antes había muchos cursos subvencionados y hoy el que quiere hacer un curso, lo tiene que hacer pagando y se sigue haciendo. El curso puede costar entre 800 y 1.000 euros. En el último año salieron unos 150 titulados y me atrevería a decir que no trabaja ninguno».
De hecho, Sebastián Soto, asegura que además de los 500 ó 600 vigilantes que hay trabajando en la provincia, existen otros 1.500 titulados más, que se encuentran en paro.

Una vez que uno es vigilante puede hacer dos cursos más con titulación oficial, que son el de escolta y el de vigilante de explosivos. «Son dos títulos que pueden obtener los vigilantes de seguridad, que se consiguen haciendo un curso en un centro de formación y siendo examinados por la policía. El resto de cursos son para el currículum, pero no están homologados, ni tienen tarjeta profesional. Estas son especialidades para vigilantes. De explosivos hay aquí porque se hacen voladuras, pero escoltas no hay ninguno, aunque hay muchos con esa titulación».

Para Soto, los vigilantes salen bien preparados, aunque siempre se puede mejorar, sin embargo recuerda que «un vigilante es una persona a la que se le exige mucho y quizá el sueldo no está en concordancia con esa exigencia, porque el sueldo no llega a los mil euros».

Intrusismo

A pesar de tener unos sueldos bajos, para los riesgos que corren, aún hay empresas que tratan de pagar menos, contratando a gente sin titulación, es el denominado intrusismo, que supone una de las principales lacras de la profesión.

Por eso desde la Policía Nacional, el jefe de Seguridad Privada pone mucho énfasis es perseguir este tipo de ilegalidades. «Quiero que haya trabajo para los vigilantes. A mí me fastidia que la gente ponga a desempeñar el trabajo de vigilante a quien no lo es».

Los establecimientos, en general, no están obligados a tener vigilantes, quien los contrata lo hace porque quiere, pero una vez que toma esta decisión debe hacerlo dentro de la legalidad. «Cuando uno quiere poner vigilancia debe hacer un contrato y ponerlo en conocimiento de la Policía, para que los demos de alta en el ordenador y los tengamos controlados.

De esta forma tenemos constancia de que hay una persona vigilando y podemos ayudarnos de manera mutua».
Aunque en otros tiempos en los que había mucha actividad, hubo mucho intrusismo, Soto asegura que actualmente la crisis no está ayudando a que se cumplan las normas. «Hoy en día conforme están las cosas, son muchos los que ponen a ejercer de vigilantes a personas que no lo son y a las que simplemente se les pone una camiseta que pone seguridad. Hay que ir a por ellos, el que quiera poner vigilantes, debe poner vigilantes formados».

Contratar a supuestos vigilantes sin titulación supone una sanción para el contratante y para el contratado. «Hay casos de empresas de servicios que dicen yo te pongo un vigilante y ponen al primero que pillan, sin formación, ni título. El vigilante para trabajar debe estar titulado y pertenecer a una empresa de seguridad, sino es ilegal y se sanciona a la empresa que ha puesto a ese trabajador y a quien lo ha contratado porque contratar a alguien que realiza un trabajo que no le corresponde».

Las elevadas sanciones han provocado que las empresas se lo piensen mucho antes de cometer una irregularidad. «Ahora se dan menos casos de este tipo, porque las sanciones son muy gordas. Son faltas muy graves, que suponen sanciones de 30.000 euros o más. Se han puesto bastantes sanciones de este tipo y como las empresas lo saben, ya no se arriesgan. Los vigilantes titulados tienen su convenio y hay que darles lo que les corresponde, pero cuando se pone a una persona corriente se le paga lo que se quiere, por eso hay algunos que se arriesgan».
Las cifras

En el año 2010, la Policía Nacional de Albacete detectó a diez empresas realizando trabajos ilegales o lo que es lo mismo, cometiendo faltas muy graves. «Trabajaban personas como vigilantes, que no lo eran y que además pertenecían a empresas que no eran de vigilancia y eso son faltas muy graves, son casos claros de intrusismo profesional». En el año 2011, en febrero se realizaron dos inspecciones encontrando dos faltas muy graves. Es año se encontraron otras infracciones en joyerías que no cumplían las normas, pero muy graves no hubo más.

A pesar de que estas faltas son muy graves y las elevadas sanciones han servido para concienciar, aún se siguen dando casos. De hecho aunque aún no están cerradas las cifras del año 2012, sólo en septiembre se detectaron tres faltas muy graves. «En la Feria detectamos tres faltas muy graves, una de ellas en un concierto, por poner a gente haciendo labores de seguridad, sin ser vigilantes. Se dan también faltas graves a empresas de vigilancia por no comunicar los contratos. Nosotros tratamos de dialogar, pero si se hace a sabiendas hay que sancionar».
Según explica Soto, actualmente los casos de intrusismo suelen producirse en espectáculos, pero también en fábricas o naves alejadas. «Encontramos casos en sitios perdidos, donde los propietarios piensan que no va a ir la policía, lo que no saben es que en muchos casos nosotros recibimos avisos de las propias empresas de seguridad, porque hay casos en los que les piden presupuesto les parece caro y se lo dicen a otra empresa que no se dedica a la seguridad y las empresas lo denuncian».
En cualquier caso, los incidentes más graves se produjeron en el año 2007, cuando la policía dio con un grupo que coaccionaba a vigilantes y empresas, para hacerse con el control de la seguridad de las obras. «Llegó a haber amenazas con escopetas, eran gente de raza gitana. Iban a las obras y decían 'aquí la seguridad la llevamos nosotros' y aunque había vigilancia estos salían con un bate o con una escopeta y las empresas decían 'me voy porque mañana me pegan un tiro, me rompen el coche o lo que sea y la propia constructora, como no quería problemas los cogía a ellos, hasta que la policía acabó con ellos. Fuimos a por ellos y el jefe acabó en la cárcel y pusimos orden. Esto fue en el boom de la construcción, en el año 2007».

Importancia

Para la Policía Nacional, la presencia de los vigilantes en la ciudad es muy importante, como explica el jefe de seguridad privada. «Para nosotros el que haya 600 vigilantes en Albacete, significa que tenemos 1.200 ojos más en la calle. Nosotros seremos unos 200 policías, y por eso hacemos muchas colaboraciones con ellos. A los buenos vigilantes los proponemos para medallas honoríficas, para premiar su buena labor».
Y es que en muchos casos, son una buena fuente de información. «Es muy valioso para nosotros el estar con ellos, porque nos dan mucha información. Sin embargo, también les pedimos a los policías que sea una cosa recíproca, que haya información en los dos sentidos y una camaradería, porque todos luchamos con el mismo fin, el bien de la sociedad».

En el área en el que más colaboran con la policía, es en el de los delitos contra el patrimonio. «Ellos nos ayudan mucho en el tema de robos y hurtos, porque es a eso a lo que más se dedican, porque están en centros comerciales, en fábricas... todo para evitar robos y hurtos. Todos los meses nos llaman entre 40 y 50 veces porque han pillado a alguien hurtando a gente en los sitios y nos llaman para pedir nuestro apoyo. No siempre nos llaman a nosotros, en los pueblos llaman a la Guardia Civil».

Por otra parte, Sebastián Soto asegura que también es importante su presencia en los institutos para evitar el consumo de drogas, aunque con la crisis su número ha descendido. En cualquier caso, para la policía son grandes colaboradores. «Los vigilantes son bastante efectivos y cuantos más haya mejor».