Se diría que últimamente el ruido ambiental, provocado por las movilizaciones de protestas, se ha convertido
en uno de los contaminantes más molestos para la clase política incidiendo directamente
sobre su salud. De hecho, los políticos sometidos a estos “ruidos” parece ser
que experimentan serios trastornos fisiológicos, como pérdida de capacidad
auditiva, alteración de la actividad cerebral, entre otros. De hecho,
algunas “decisiones”, tomadas seguramente bajo este estado de stress, acaban
estallando de golpe y con las consecuencias dramáticas que hoy todos
lamentamos: más y más trabajadores al paro y menos posibilidades de salir de la
crisis…
Así las cosas, ahora toca recortar más de un
tercio de la plantilla de vigilantes de Metro Madrid, unos 600 trabajadores,
¡que ya se dice pronto!… Sin embargo, no se puede dejar pasar de largo esta decisión (que
afectará indudablemente a la única industria que aún funciona en España, el
Turismo) sin considerar la inconsistencia del discurso político,… Por ejemplo,
el discurso de la alcaldesa Ana Botella,- durante la visita de la delegación
del COI-, en el que, entre otras “perlas”, afirmaba que era
“una grave irresponsabilidad” torpedear con movilizaciones el proyecto Madrid
2020 refiriéndose, especialmente, a las del Metro de Madrid,
cuando, a esas alturas, si los cálculos no nos fallan, ya planeaba sobre las cabezas de 600
vigilantes el ERE que se llevara el 36% de la plantilla y de paso,
se llevará la seguridad del suburbano. La misma seguridad que vendía al COI…
Porque, aunque parezca increíble, a estos
inversores, los 48 millones anuales que oferta Metro de Madrid por la
vigilancia de la red, no les hace salir corriendo como a las grandes empresas
de seguridad (Prosegur, Securitas, Eulen). Cierto es que dos más dos, son
siempre cuatro pero, no es menos cierto que, cada maestrillo tiene
su librillo, como reza el dicho popular…pero,…
Pero, ¿en qué consiste el “librillo” de las Sociedades de Capital Riesgo?...Interesante pregunta…
ESE es, precisamente, el quid de la cuestión: Y lo que nos pone los pelos como escarpias... Vereís: La actividad de las empresas
de capital riesgo consta de tres fases:
1) Comprar a precio de
chollo una empresa que no funcione o mal funcione.
2) Transformar esa
empresa, convirtiéndola en una empresa de más valor. (¿Cómo se aplica esto en una empresa de seguridad?)
3) Vender la empresa
por un precio superior al que se compró
De hecho, el ciclo entero dura entre 3 y 6 años… no más. Porque aquí, de lo que se trata es de comprar barato y
vender caro y hacer caja lo antes posible para seguir comprando empresas. Así
las cosas, no hay que ser un erudito para no encontrar el cómo y el cuándo se
puede hacer una aportación para mejorar el sector…entre otras cosas, porque los
inversores, que seguramente residen en otro país, lo único que les interesa son
los márgenes de beneficios para seguir invirtiendo. Es el juego del monopolis
pero real como la vida misma…Si buscáis en internet veréis que estas empresas son dueñas de
empresas de seguridad, de venta de oro, de fábricas de armas , de hospitales, y de un largo etc.,etc,etc…
Por lo tanto, esta “maniobra” de los gestores de Metro de Madrid no tan sólo significa
poner en la cola del paro a 600 trabajadores, sino supone además, poner al
resto de los vigilantes en manos de empresas de capital riesgo con lo que
ello puede significar...Es decir,¿... quienes tiran los hilos de las empresas de seguridad privada?
La cosa no es tan clara. En el fondo, lo que Metro de Madrid intenta es traspasar su déficit echando balones fuera como sea, aunque puede
que llegue el momento, dentro de dos o tres años, que esto les
explote...Quizás, previendo esta posible circunstancia, se han dado prisa en señalar, en las
condiciones de licitación, una serie de
penalizaciones a las empresas que presten servicio en metro de Madrid:
1) Si los trabajadores
protestan o si se daña la imagen de Metro Madrid por causa achacable al
servicio de seguridad –multas de 1000 hasta 3000 euros -.
2) Si aparecen en
prensa, radio, etc. noticias que perjudiquen la marca Metro de Madrid- multas de hasta 3000 euros-
Llegados a este punto, es incuestionable la aprobación de una serie de movilizaciones por
parte de los sindicatos puesto que el probable daño para el conjunto del sector
se dibuja en términos de un nuevo y peligroso abanico de situaciones posibles
que vulnerarían los derechos de los trabajadores, por más que el convencimiento
racional invita a pensar que la historia de ESABE es irrepetible. Para empezar
habrá que dar a conocer a los usuarios del Metro de Madrid qué connotaciones
puede acarrear para su propia seguridad la disminución de vigilantes, y también recordar a los responsables políticos de la seguridad de la Comunidad de Madrid su deber de garantizar a los ciudadanos la seguridad en las infraestructuras críticas y luego vender la piel del oso,etc. Os mantendremos informados….