lunes, 8 de abril de 2013

Licitación Metro de Madrid: La soga en la casa del ahorcado



Se diría que últimamente el ruido ambiental, provocado por las movilizaciones de protestas, se ha convertido en uno de los contaminantes más molestos para la clase política incidiendo directamente sobre su salud. De hecho, los políticos sometidos a estos “ruidos” parece ser que experimentan serios trastornos fisiológicos, como pérdida de capacidad auditiva, alteración de la actividad cerebral, entre otros.  De hecho, algunas “decisiones”, tomadas seguramente bajo este estado de stress, acaban estallando de golpe y con las consecuencias dramáticas que hoy todos lamentamos: más y más trabajadores al paro y menos posibilidades de salir de la crisis…


Así las cosas, ahora toca recortar más de un tercio de la plantilla de vigilantes de Metro Madrid, unos 600 trabajadores, ¡que ya se dice pronto!… Sin embargo, no se puede dejar pasar de largo esta decisión (que afectará indudablemente a la única industria que aún funciona en España, el Turismo) sin considerar la inconsistencia del discurso político,… Por ejemplo, el discurso de la alcaldesa Ana Botella,- durante la visita de la delegación del COI-,   en el que, entre otras “perlas”, afirmaba  que era “una grave irresponsabilidad” torpedear con movilizaciones el proyecto Madrid 2020 refiriéndose, especialmente, a las  del Metro de Madrid,  cuando, a esas alturas, si los cálculos no nos fallan, ya planeaba sobre las cabezas de 600  vigilantes  el ERE que se llevara el 36% de la plantilla y de paso, se llevará la seguridad del suburbano. La misma seguridad que vendía al COI…


Lo destacable, en este peliagudo asunto que afecta a la seguridad del medio de transporte más importante de Madrid,  es que “los gestores ” de  la Comunidad han vuelto a negarse a sí mismos y han construido, una vez más,  sobre los lodos de chapucillas pasadas, los barros de soluciones, que beneficiarán y penalizarán, respectivamente, a los de siempre. Es decir, penalizarán con  inseguridad a los 2 millones de usuarios del Metro de Madrid y a los vigilantes despedidos,  y beneficiarán a algunos empresarios  sobre todo, a los nuevos “adjudicatarios” del servicio: los inversores de las Sociedades Capital Riesgo que han comprado la mayor parte de las acciones de empresas tan conocidas como OMBUDS, CASESA, SEGUR IBERICA, etc.


Porque, aunque parezca increíble, a estos inversores, los 48 millones anuales que oferta Metro de Madrid por la vigilancia de la red, no les hace salir corriendo como a las grandes empresas de seguridad (Prosegur, Securitas, Eulen). Cierto es que dos más dos, son siempre cuatro pero, no es menos cierto  que,    cada maestrillo tiene su librillo, como reza el dicho popular…pero,…


Pero, ¿en qué consiste el “librillo” de las Sociedades de Capital Riesgo?...Interesante pregunta… ESE es, precisamente, el quid de la cuestión: Y lo que nos pone los pelos como escarpias... Vereís: La actividad de las empresas de capital riesgo consta de tres fases:

1)     Comprar a precio de chollo una empresa que no funcione o mal funcione.

2)     Transformar esa empresa, convirtiéndola en una empresa de más valor. (¿Cómo se aplica esto en una empresa de seguridad?)

3)     Vender la empresa por un precio superior al que se compró


De hecho, el ciclo entero dura entre 3 y 6 años… no más. Porque aquí, de lo que se trata es de comprar barato y vender caro y hacer caja lo antes posible para seguir comprando empresas. Así las cosas, no hay que ser un erudito para no encontrar el cómo y el cuándo se puede hacer una aportación para mejorar el sector…entre otras cosas, porque los inversores, que seguramente residen en otro país, lo único que les interesa son los márgenes de beneficios para seguir invirtiendo. Es el juego del monopolis pero real como la vida misma…Si buscáis en internet veréis que estas empresas son dueñas de empresas de seguridad, de venta de oro, de fábricas de armas , de hospitales, y de un largo etc.,etc,etc…


Por lo tanto, esta “maniobra” de los gestores de Metro de Madrid  no tan sólo significa poner en la cola del paro a 600 trabajadores, sino supone además, poner al resto de los vigilantes en manos de empresas de capital riesgo  con lo que ello puede significar...Es decir,¿... quienes tiran los hilos de las empresas de seguridad privada?


La cosa no es tan clara. En el fondo, lo que Metro de Madrid intenta es traspasar su déficit echando balones fuera como sea, aunque puede que llegue el momento, dentro de dos o tres años, que esto les explote...Quizás, previendo esta posible circunstancia, se han dado prisa en señalar, en las condiciones de licitación,  una serie de penalizaciones a las empresas que presten servicio en metro de Madrid:

1)     Si los trabajadores protestan o si se daña la imagen de Metro Madrid por causa achacable al servicio de seguridad –multas de 1000 hasta 3000 euros -.

2)     Si aparecen en prensa, radio, etc. noticias que perjudiquen la marca Metro de Madrid- multas de hasta 3000 euros-


Llegados a este punto, es incuestionable la aprobación de una serie de movilizaciones por parte de los sindicatos puesto que el probable daño para el conjunto del sector se dibuja en términos de un nuevo y peligroso abanico de situaciones posibles que vulnerarían los derechos de los trabajadores, por más que el convencimiento racional invita a pensar que la historia de ESABE es irrepetible. Para empezar habrá que dar a conocer a los usuarios del Metro de Madrid qué connotaciones puede acarrear para su propia seguridad la disminución de vigilantes,  y también recordar a los responsables políticos de la seguridad de la Comunidad de Madrid su deber de garantizar a los ciudadanos la seguridad en las infraestructuras críticas y luego vender la piel del oso,etc. Os mantendremos informados….