LUGO
«Imos
ter que pedir na Catedral»
Los afectados frecuentan el
Banco de Alimentos y viven bajo la amenaza de desahucios
DOLORES
CELA
lugo /
lavozdegalicia.es - 28 de abril de 2013
«Non
nos vai a quedar máis remedio que ir a pedir a catedral», asegura uno de los
vigilantes jurados de Sequor no subrogados por Prosetecnisa, que cubren sus
turnos de trabajo en una caravana estacionada ante la Xunta. Los 17 afectados
-16 familias porque entre ellos hay un matrimonio- llevan cinco meses sin
cobrar sus salarios. A partir del miércoles serán seis. Son todos ellos
trabajadores con antigüedad consolidada, que empezaron muchos de ellos su vida
profesional con el copropietario de Cetssa, el conocido empresario lucense
Alfredo Mosteirín, fallecido hace unos años.
Los
vigilantes viven situaciones límites, que les cuesta relatar. La mayor parte de
ellos confiesan que son asiduos visitantes del Banco de Alimentos, de Cruz Roja
y de Cáritas.
«¿De que ibamos a comer senón con tanto tempo sen cobrar?, señaló
uno de los guardias. En general agotaron los ahorros, viven en algunos casos
con el agobio del desahucio y tuvieron que malvender algunas propiedades.
Los
guardas jurados están en estos momentos en tierra de nadie. Sequor les entregó
la documentación para que la nueva empresa, Prosetecnisa, los subrogara y como
no lo hizo, tuvieron que demandarla. Mientras no se resuelva la situación, que
según todos los indicios acabará en un juicio, los afectados no pueden
solicitar las prestaciones por desempleo. A los casi seis meses sin cobrar se
pueden sumar, como mínimo, otros cuatro, lo que ha llevado a los vigilantes a
una situación de desesperación.
«Levo
17 anos traballando e non choro porque me queda algo de orgullo, pero dado como
están as cousas non descarto plantarme na Xunta cos meus catro fillos, fareino
porque eles teñen que comer». Este vigilante tiene cuatro hijos y su mujer no
trabaja.
En su caso no tiene abuelos a los que pedir ayuda en estos momentos
difíciles.
«Os
fillos -confesaba otro compañero- mantémolos grazas os avós. Menos mal que
podemos contar con eles, os que os temos, que son os que nos están axudando a
sobrevivir».
Otro de
los vigilantes reconoce que está intentando renegociar la hipoteca de su piso
con el banco. Lleva varios meses sin pagar las mensualidades porque en su casa
no entra ningún ingreso y prevé que en un plazo de cuatro meses no podrá
empezar a cobrar la prestación por desempleo a la que tiene derecho. El banco
ya le ha mandado varios avisos y el desahucio planea por encima de su cabeza.
«Tuvemos
que vender os coches, neste tempo xa gastamos os aforros e as facturas siguen
chegando, e por máis que queiramos non podemos pagalas», señaló otro vigilante.
A la
falta de recursos económicos se suma también que a partir del mes de agosto
quedan fuera de la cobertura de la Seguridad Social. Sequor los dio de baja el
31 de marzo y una vez transcurridos 90 días se quedan sin asistencia sanitaria.
«Temos que xestionar outras tarxetas, non só para nos, senón para os pequenos e
para quen temos incluidos agora, como teñen que facer os indixentes, cando
levamos traballando e formándonos toda a nosa vida laboral». «Non hai dereito,
non é xusto o que nos está a pasar».
Los
vigilantes de seguridad culpan de su situación no solo a Prosetecnisa por no
subrogarlos, sino también a la Xunta. La mayor parte de los afectados
trabajaban en centros dependientes de la administración autonómica. Ellos lo
tienen claro, a diferencia de Mario Alonso, el responsable de Prosetecnisa para
la zona Noroeste. La Xunta tendría que haber actuado por incumplimiento de las
bases del contrato y obligar a la subrogación o bien rescindir el contrato.
«Dixéronnos -apuntaron- despois de dar moitas voltas que era un problema entre
empresas, que tiñan que resolver elas. Iso veu da Consellería de Traballo e
Benestar Social».
«Foi
peor -puntualizó un guarda- o que lle dixo un responsable do INEM a unha
compañeira cando lle foi preguntar cómo podían buscar unha solución para que poideramos
ir comendo». «Sen ningún reparo lle contestou ¡átate a unha porta!» «Iso
-añadió otro- non mo dín a min a cara porque lle respondo como se merece».