FÁTIMA NÚÑEZ, EXCONCEJAL DE
SEGURIDAD, NO ASUME NINGUNA RESPONSABILIDAD
Botella
se la devuelve a Cifuentes: Madrid carga a la Policía Nacional la tragedia del
Arena
Fuente:
elconfidencial.com - Ana I. Gracia - 23/05/2013
¿Quién
garantizaba la seguridad de los miles de jóvenes que se reunieron la noche de
Hallowen en el Madrid Arena? Se abre una nueva batalla en la guerra por quién
tuvo la culpa de que cinco adolescentes murieran aplastadas en Madrid la noche
de Halloween en un recinto de titularidad pública tras una avalancha mortal,
posiblemente porque el aforo de la sala estaba "sobradamente
sobrepasado", como atestiguó el atestado policial.
Casi
siete meses después del trágico suceso, la exconcejal de Seguridad del
Ayuntamiento de Madrid, Fátima Núñez, ha declarado ante el juez instructor del
caso, Eduardo López-Palop, que era la Policía Nacional, dependiente de la
Delegación del Gobierno, a quien le correspondía controlar las alteraciones de
orden público que se produjeran tanto en el interior como en el exterior del
recinto. Su única facultad el día de autos era ser “el órgano político de la
Seguridad y las Emergencias”, pero en ningún momento tenía que intervenir en la
puesta en marcha de sendos dispositivos, según la versión que ha mantenido en
el Juzgado. Horas más tarde, su abogado ha precisado que "no ha imputado a
la Policía nacional o a la Delegación de Gobierno ninguna acción u omisión en
lo sucedido".
Hace
dos semanas, la responsable de la Policía Municipal del distrito de Moncloa y
encargada del dispositivo del Madrid Arena, Cándida Jiménez, manifestó ante el
mismo juez que nunca recibió la orden de cambio de nivel de riesgo, tal y como
manifestó el inspector jefe de la Policía municipal, Emilio Monteagudo,
volviendo a recaer todas las miradas sobre la supuesta mala praxis de aquella
noche al área de Seguridad del ayuntamiento de Madrid.
La ex
número dos de Antonio de Guindos se ha mantenido al margen de la tragedia
durante las tres horas que ha estado sentada ante el juez esta mañana. Núñez
insistió varias veces, según la declaración de uno de los abogados de las
víctimas, que aquella fiesta de Halloween era “privada”, por lo que tenía su
propio servicio de seguridad y sanitario. Además, hizo hincapié en que ella
solo tenía conocimiento de las órdenes y su única actuación era afirmar el
“recibí”. Dos de los abogados de las acusaciones particulares han abandonado la
sala como medida de protesta ante "el mitin político" y "la
falta de coherencia" que estaba ofreciendo Núñez en su declaración, lo que
han considerado "una falta de respeto".
Luis
Rodríguez Ramos, el abogado que defiende al ayuntamiento de Madrid, asegura que
Núñez "asume su facultad de ser el órgano político de la seguridad y de
las emergencias", pero ha volcado todo tipo de responsabilidad a la
Policía y al Samur. "Ella no tiene que intervenir en los dispositivos. Un
órgano político tiene la función de transmitir las directrices de un programa
electoral que se convierte en un programa de gobierno", ha especificado a
las puertas del Juzgado.
Nadie
tiene potestad en la seguridad
Las
primeras investigaciones sobre la Thriller Music Park, la fiesta de Halloween
organizada por la empresa Diviertt S.L. indicaban que la avalancha humana que
provocó la muerte de cuatro jóvenes la pudo producir un exceso de aforo. Pero
todos los implicados siguen mirando hacia otro lado: el organizador (Diviertt y
los hermanos Flores), el dueño (el ayuntamiento de Madrid) y las empresas de
seguridad contratadas (Seguriber –que dependía del consistorio- y Kontrol 34
–contratada por Diviertt).
A
medida que se deshace la maraña de lo que ocurrió la noche de Ánimas en la Casa
de Campo se evidencia que todos los implicados encadenaron fallos que
desembocaron en la tragedia. Mientras se desmenuza lo sucedido, cada uno
utiliza el argumento que más le conviene para intentar salir impunes del caso.
El
primer episodio que intenta desenredar el juez es por qué nadie terminó con el
macrobotellón de muchos de los jóvenes que se agolparon en los aledaños del
Madrid Arena antes de que saliera la estrella de la noche, DJ Steve Aoki,
prevista para las cuatro de la mañana. ¿Quién o quiénes eran los encargados de
que no se produjera una entrada desordenada en tropel, o manda, o avalancha?
Flores, el cerebro de la fiesta, señala a Seguriber. El propietario de Kontrol
34, Carlos Manzanares Rodríguez, también se lava las manos poniendo como excusa
que sus 63 ‘controladores’ únicamente realizaban “labores auxiliares”. Dice que
por ley no podían hacer ninguna labor de seguridad. La investigación policial
los señala como los responsables de que entraran menores.
Diviertt
dijo ante el juez que no contrató más vigilantes jurados porque para eso el
ayuntamiento tenía a Seguriber, que únicamente destinó a cinco guardas al
interior para vigilar las puertas de emergencia. Por contrato, no tenía otra
misión.
Núñez
es la primera del Ejecutivo local que escurre el bulto de la seguridad. Su
exjefe, el ya dimitido Antonio de Guindos, responsabilizó a sus subordinados
-incluida Núñez- de que fallara el dispositivo del Arena. Ahora, ella señala
directamente a la Policía Nacional y al Samur, mientras estos devuelven la
pelota al tejado del consistorio madrileño, propietario del recinto donde se
celebró la fiesta. Nadie, de momento, asume ninguna responsabilidad.