Es algo evidente que la
crisis económica nos ha “desenganchado” de seguir fieles a la costumbre de ir
de “rebajas”… Y, a pesar de que ya es parte del pasado… ¿Quién no recuerda con
nostalgia la vez en que por fin consiguió en rebaja “ese” vaquero, esa camiseta, o “ese”
capricho tan esperado?
En aquellos tiempos, la
patronal se esforzaba de lo lindo en mantener sus plantillas y lo de las
“rebajas” se hacía a un nivel más bien “discutible”. Qué tiempos. ¿Os acordáis
que pagaban por captar vigilantes?
Hoy por hoy, como
es de público dominio, son precisamente "ellos", los empresarios de
seguridad, los profesionales de las
rebajas y lamentablemente, esta moda empresarial prospera a toda pastilla, lo
que ha devenido en un auténtico coñazo sin paliativos para las plantillas de
vigilantes que ven como los caprichos empresariales salen reiteradamente de
sus nóminas, derechos, condiciones laborales, etc..
Así las cosas, en
estos días el patio sectorial está bastante revolucionado por las pretensiones
de “rebajas” de EULEN a raíz de la adjudicación del contrato de la seguridad
del aeropuerto de Barajas. Ciertamente,
como toda empresa de Aproser que se respete, EULEN quería tener y retener
precisamente ese servicio aunque, a
todas luces, le “iba” ajustadísimo o, mejor
dicho, a pesar de ello... ¿cómo? ¿Qué hizo exactamente?
No es de recibo.Ni lo será. Por lo
tanto, no es de extrañar que la consecuencia inmediata sea un calendario de
movilizaciones por parte de la plantilla de vigilantes (todos enseñando los
dientes). Pero, además surge una duda… con este panorama ¿Qué argumentos tiene
EULEN, más allá del entusiasmo por haber conseguido la adjudicación del
contrato, para pensar que todo irá miel
sobre hojuelas?
Poniéndonos en el pellejo de sus
gestores, cuesta encontrar tales razones, la verdad. Cierto es que Barajas esta
patas arribas desde que ya no aterrizan en Madrid ni los moscas cojoneras,
pero… por lo mismo… ¿No debería ser escrupuloso el cumplimiento de los 4 puntos
básicos sobre los que descansa la seguridad aeroportuaria? Veamos
1.-Los reglamentos. Muy
esclarecedor resulta el seminario de la autoridad máxima en materia de
seguridad aeroportuaria que, desde la
División de Seguridad de AENA Aeropuertos,
viene a afirmar contundentemente que si se quiere mantener abierto el
chiringuito -es decir, que los aeropuertos sean viables, y aterricen y
despeguen aviones, no como el de Castellón-el objetivo prioritario tiene que
ser la seguridad lo cual consiste
nada más y nada menos “... en asegurar la protección y la
salvaguardia de los pasajeros, las tripulaciones, el personal en tierra, el
público, las aeronaves y las instalaciones aeroportuarias contra actos de
interferencia ilícita…”. Y no para ahí, si no que continúa diciendo que
para cualquier instalación con pretensiones
de altos vuelos es de obligado cumplimiento el Reglamento
2320/2002 (por el que se implantó los cacheos, entre otras cosas) el cual marca
la línea a seguir por todos los estados europeos en materia de seguridad aérea.
2.-Las exigencias internacionales. Como
donde manda capitán no manda marinero –bien lo sabe el equipo económico de
Rajoy- de lo anterior se desprende que aquí también lo que va a misa es lo que
diga Europa. Por lo tanto, y sin más trámites, las exigencias europeas están
plasmadas a nuestro ámbito nacional, y es por lo que en materia de seguridad aeroportuaria tenemos
como normativa de referencia el Programa Nacional de Seguridad que se
puede consultar en el BOE, número 193 del 13 de agosto de 2012 para quien tenga
tiempo y curiosidad. No contentos con el reglamento y el Programa nacional de
Seguridad además un aeropuerto -como el de Barajas- debe cumplir con la Ley de Protección de Infraestructuras Críticas
donde, para variar, también se establecen una serie de requisitos de seguridad
de obligado cumplimiento.
3.-El personal de seguridad: Como
podéis ver, una infraestructura tan regulada como el aeropuerto Barajas tiene
un marco de trabajo al cual adaptarse según los requerimientos de seguridad
internacionales por lo que Será necesario dotar de instalaciones y
equipamiento de seguridad, además de personal de seguridad acorde con las
exigencias del sector al que da servicio. De ello depende que el
negocio alcance altura.
4.-La calidad del servicio:
Además, como en los aeropuertos se dispone de personal de seguridad privada en
virtud de un convenio de colaboración entre AENA y el Ministerio del Interior,
la guinda de la tarta de la gestión de la seguridad aeroportuaria es la
introducción de los requisitos de calidad
del servicio, “con indicadores en la gestión de seguridad y del proceso de
seguridad, así como indicadores en la mejora de la percepción de la calidad de
la seguridad” por parte de pasajeros, tripulantes, acompañantes, etc…
Sí, pero… No hay duda de que el
asunto de modificar las condiciones de los vigilantes a peor, quitar
vigilantes, aumentar las horas de jornada, etc. no va en la dirección de lo que
exigen los gurús de seguridad de la
infraestructura del aeropuerto Barajas, los que en virtud de las exigencias
internacionales – que aquí nadie va por libre- se han dado el trabajito de
planificar, entre otras cosas, hasta el número de zapatos de los vigilantes en
su Plan de Seguridad…o casi.