No es ningún misterio que se
encuentra, al menos a la altura de la
siesta, algo tan español como dejarse las uñas antes que abandonar la poltrona.
Y de ese ‘antes muerto que despachado’
no se libra nadie, ni coordinadores, ni
inspectores, ni "sindicalistas"… pero, con esto no os contamos nada
nuevo.
Sin embargo, lo
que se está viendo en estas elecciones de VINSA - en la que podrían estar en
peligro más de una poltrona- es que la empresa no se conforma con poner a
disposición de su sindicato amigo, UGT, todos los medios para arropar su
marketing electoral, sino que dando una vuelta de tuerca más sobre los derechos
de los trabajadores, impide (a través de coordinadores, jefes de servicios,
inspectores, etc.) que estos sean informados por los delegados de CCOO acerca de algunas cosillas de interés…
Por ejemplo,
explicar algo tan letal para su
marketing sindical como el asunto de cómo “perdieron” 1000 euros con las
rebajas de invierno y como perderán 1000 euros más con las rebajas de verano si UGT sigue siendo
mayoría como hasta ahora. O explicar que los perjuicios al bolsillo del
trabajador debido a esta inconsistencia sindicalera de UGT no pararán hasta que
se cumplan con los objetivos deseados y se consigan las metas que fría e
indolentemente ha calculado la empresa.
En el caso que nos ocupa, y que
fue denunciado ante la policía de Barajas, se impidió a los compañeros de CCOO acceder a los faxtrax para dar “esa” información -y
otras propias del aeropuerto puesto que no corren buenos tiempos para los
vigilantes -, a pesar de que se habían pedido los correspondientes permisos de
acceso en tiempo y forma, establecidos hace años por la Inspección de Trabajo.
Pregunta, ¿Quién ha dado la orden de que no se deje informar por CCOO a los trabajadores del aeropuerto,
de los Alcampo o del Canal Isabel? ¿Qué se teme?
Desde
luego, la perversión del sistema es tal que apena ver
como cierta estrategia sindical torticera trata a los afiliados y electores con
tanta falta de respeto. Porque lejos de dejar a los trabajadores contrastar información y opiniones en lícita
competencia con los demás sindicatos - que trabajan con honestidad desde la
minoría- convierten los servicios en poco menos que gallineros acotados.
Ciertamente, se es
inocente hasta que se demuestre lo contrario. Sin embargo, eso no quiere decir
que uno se tenga que aguantar y simular ser un gilipollas respirando a pleno pulmón cuando “algo” huele
a podrido. Y si a buen entendedor pocas palabras, entonces está claro que aquí
el asunto es pretender sacar nuevamente un conejo de la chistera contando con
que te auxilien para que te salga el truco. Y no hay más historia.