Dos
menores de Sograndio, ingresados en el HUCA tras provocar un incendio en una
celda
El incidente se produjo
cuando no había ningún vigilante en la planta, por lo que Avispa reitera sus
denuncias «por el grave recorte de plantilla»
Fuente:
elcomercio.es - CHELO TUYA | GIJÓN - 21 mayo 2015
A las
10 de la mañana, en el centro de internamiento juvenil de Sograndio, el único
de Asturias destinado a menores con condena, saltaron todas las alarmas. Salía
humo de una de las celdas de aislamiento de la primera planta, la destinada a
menores con penas más altas. Ante la ausencia de vigilante, que se encontraba
acompañando a otros internos a uno de los talleres, el educador abrió el visor
de la puerta y vio que el colchón estaba ardiendo. Tras activar el protocolo de
emergencias, el suceso se saldó con dos menores intoxicados por humo. El que
quemó el colchón de la celda de aislamiento, denominada 'camarilla', y el
ocupante de la habitación de al lado. Ambos fueron trasladados en ambulancia al
Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA). A media tarde de ayer, ambos
habían vuelto ya a Sograndio.
Así lo
aseguraron a este periódico fuentes del área de seguridad, desde donde se
aseguró que el problema «podría haber sido muy grave», y que la rápida intervención
del educador evitó males mayores. Para la Asociación de Vigilantes de Seguridad
Privada de Asturias (Avispa), lo ocurrido es fruto «del grave recorte de
plantilla aplicado por la nueva empresa adjudicataria de la seguridad.
Tal y
como adelantó EL COMERCIO, desde diciembre, hay un profesional menos por turno,
con lo que no hay vigilante de refuerzo. Es decir, «ahora son seis personas por
turno, para controlar a entre 35 y 40 menores, cuando antes eran siete. Si el
vigilante de planta tiene que acompañar a los menores a un taller, nadie queda
vigilando a los que permanecen en las 'camarillas'», explicó el coordinador de
Avispa, Jorge Fernández Cuesta.
Esta
situación ha provocado numerosos incidentes en los últimos meses. Tras la sonada
fuga de dos internos el pasado 10 de abril, cuando utilizaron para huir una
escala formada por sábanas y cordones de zapatos, el centro de internamiento
asturiano se ha mantenido en primer plano de la noticia.
Porque
menos de un mes después de aquella escapada, que se saldó con un vigilante
despedido y un menor aún en paradero desconocido, otro joven decidió marcharse.
Lo hizo en plena clase de mecánica. Abruptamente salió del aula, saltó a un
tejadillo y escapó a la carrera.
Además
de las fugas, desde Avispa dan cuenta de muchos otros incidentes, «como los
problemas para cobrar las nóminas, los defectos de las mismas, con diferencias
salariales de hasta 200 euros, y la presión para que los vigilantes controlen a
los educadores, sin olvidar el uso de las cámaras de seguridad».
«La tensión es máxima»
Se
refiere Fernández Cuesta a las cámaras que, desde enero, graban todo lo que
ocurre en las celdas de aislamiento. Pese a que muchas voces se alzaron contra
lo que parecía un atentado a la libertad de los menores, el Principado
respondió que se trataba de una propuesta de la Defensora del Pueblo. Según
explicó el coordinador de Avispa, esas cámaras son utilizadas, también, «para
vigilar a los vigilantes. La tensión en el centro es máxima en estos momentos».
Como lo
demuestra el hecho de que el joven que quemó ayer el colchón, «lo hizo porque
acaba de ser castigado, de nuevo, a 'camarilla', cuando había salido de ella el
día anterior», situación que la Defensora del Pueblo calificó de «abusiva», al
entender que el aislamiento es una medida de castigo excesiva. En una de ellas
está, desde el mediodía de ayer, el joven que se fugó en abril tras escalar la
valla. Protagonizó un altercado que obligó, incluso, a ponerle grilletes. «La
tensión es máxima», insiste Fernández Cuesta.