Robo
Huyen
con el coche del guardia tras desvalijar una chatarrería de Pozo Estrecho
Empotran una carretilla
elevadora contra la puerta de la oficina de la empresa para llevarse dos
ordenadores y cerca de mil euros
Fuente:
laopiniondemurcia.es - 09.01.2016 - ANTONIO GONZÁLEZ
El
guardia de seguridad que cada noche vigila el centro de reciclaje Hermanos
Inglés de Pozo Estrecho se encontraba subiendo las escaleras de su garita
cuando cuatro encapuchados se abalanzaron sobre él. Los hechos ocurrieron
minutos después de las nueve de la noche del jueves. Los atracadores
aprovecharon que el último trabajador de la empresa se había marchado instantes
antes para irrumpir en el recinto y golpear al sereno.
Así dejaron la puerta de la oficina de la
empresa cartagenera. L. O.
«Eran
cuatro hombres, tres tenían acento árabe y uno era latino. Al vigilante le
dieron con un tubo en la espalda y en la pierna para reducirlo, pero está bien
porque sólo han sido contusiones», relató ayer uno de los responsables del
centro de gestión de residuos. Asimismo, esta persona apuntó que «iban armados
con una pistola y una escopeta», y también manifestó que «encañonaron a nuestro
empleado de seguridad para que no se moviera».
Con el
vigilante ya fuera de combate, los malhechores iniciaron su aparatoso plan para
derribar la puerta de hierro -similar a la de una celda carcelaria- que impedía
su acceso al interior de las oficinas de la chatarrería. Para abrirla optaron
por usar una carretilla elevadora, la cual empotraron contra la puerta hasta
dejarla reventada por completo.
Una vez
dentro, la banda de asaltantes cogió dos ordenadores y una máquina expendedora
de dinero. En el negocio utilizan este aparato, muy similar a las de tabaco,
para pagar y cobrar a sus clientes. Esto sirve para centralizar la caja y que
los empleados no manipulen el dinero directamente. En cuanto al relato de los
hechos: una vez que sacaron a pulso la máquina de la oficina, la cargaron en el
maletero del coche del propio vigilante de seguridad. En la grabación de las
cámaras del local se observa cómo los atracadores tienen dificultades para
introducir el cajero dentro del utilitario de la marca Fiat propiedad del
sereno. El aparato no cabía.
Los
ladrones huyeron en el coche del vigilante con un botín de cerca de mil euros.
La Guardia Civil encontró el vehículo horas más tarde en un paraje situado en
el mismo pueblo, a escasos cuatro kilómetros del escenario del atraco. Los
dueños de la citada chatarrería destacaron la celeridad con la que actuaron las
fuerzas del orden. Pese a su rápida intervención, ayer a última hora de la
tarde aún no se conocía el paradero de los atracadores.
Cuatro
encapuchados asaltan a punta de pistola una chatarrería, agreden al guarda y
roban mil euros
Los ladrones, buscados por
una ola de atracos en la comarca, encañonaron al vigilante y reventaron la
puerta con una elevadora en Pozo Estrecho
Fuente:
laverdad.es - 9 enero 2016 - J. A. G. | CARTAGENA
Una
banda de ladrones, de la que se teme que en cualquier momento use sus armas de
fuego, volvió a dejar claro el jueves por la noche por qué se ha convertido en
el enemigo número uno de las fuerzas y cuerpos de Seguridad del Estado en la
comarca de Cartagena.
Cuatro
de los cinco componentes del grupo, que hace unas semanas atracaron un salón de
juegos en Los Dolores, asaltaron un almacén de chatarra situado en Pozo
Estrecho y robaron una máquina expendedora con mil euros en su interior. Lo
hicieron tras golpear al vigilante de seguridad y reventar la puerta de la
oficina con una máquina elevadora.
Los
hechos ocurrieron a las nueve de la noche, cuando los empleados de Hermanos
Inglés habían salido. «Cuatro hombres con guantes y pasamontañas saltaron la
verja, se acercaron por la espalda al guarda, le dieron con una barra de hierro
en la cabeza y le golpearon en las piernas. Lo encerraron en la garita y le
exigieron las llaves de la oficina», dijo el gerente, Antonio Inglés. Y precisó
que uno tenía acento latino y otros árabe, y que hablaban entre sí en español.
Al ver
que el guarda no tenía las llaves, destrozaron la puerta. Sonó la alarma, pero
les dio tiempo a llevarse una máquina expendedora valorada en 9.000 euros y dos
ordenadores portátiles, y a huir en el coche del vigilante, que abandonaron en
una finca cercana, donde presuntamente les esperaba el quinto miembro de la
peligrosa banda.