Dos
vigilantes en huelga salvan de una paliza a una mujer cerca de urgencias
La Policía Local detuvo a un
vecino de La Luz de 35 años como autor de un supuesto delito de violencia
machista contra su pareja, de 36
Fuente:
lne.es - 16.02.2016 - Myriam MANCISIDOR
Víctor
Manuel Gallardo Medina y José Luis Díaz García son dos de los trece vigilantes
de seguridad del área sanitaria avilesina que desde hace días pasan las noches
acampados a la puerta de Urgencias.
En la
medianoche del lunes, ambos se convirtieron en ángeles de la guarda para una
joven de La Luz que, según su relato, estaba siendo agredida por parte de un
hombre en las inmediaciones del servicio de Urgencias.
El
resultado de su improvisada actuación fue la detención por parte de la Policía
Local de F. J. G., un hombre de 35 años y vecino de La luz, por un presunto
delito de violencia machista contra su pareja, de 36 años y también de La Luz.
"Hicimos lo que teníamos que hacer por humanidad y porque somos vigilantes
de seguridad, profesionales", subrayaron.
Gallardo
y Díaz estaban descansando ya en sus tiendas cuando oyeron voces en el exterior
procedentes de las inmediaciones del área de Urgencias, de una zona con escasa
iluminación próxima a donde tienen instalado el campamento.
"Nos
asomamos a ver qué estaba ocurriendo y vimos a un hombre dando patadas y puñetazos
a una mujer, que estaba en el suelo", precisan. Entonces los vigilantes
olvidaron el conflicto laboral en el que están inmersos y los más de cien días
sin sueldo y salieron en defensa de la mujer, presunta víctima de violencia
machista. Víctima y agresor llegaron a Urgencias en el mismo coche, siempre
según el relato de los vigilantes.
Su
intervención logró calmar al supuesto agresor. "Intentamos entretener al
chaval mientras le pedimos a un celador que llamara a la Policía", dijeron
los héroes del San Agustín. El portavoz de los vigilantes, José Iglesias Rico,
agregó: "Si esto mismo llega a ocurrir en otra zona del hospital igual
estamos hablando de una fallecida. Él la empezó a golpear con los puños y las
manos cerca de la acampada, por eso mis compañeros pudieron ver lo que
pasaba". Rico incidió en la profesionalidad de los vigilantes de seguridad
del área sanitaria avilesina.
Y se
preguntó: "Si hay una desgracia, ¿quién sería el culpable?". Los
vigilantes de seguridad que evitaron que los supuestos golpes que recibió la
avilesina fueran si cabe más traumáticos prestaron declaración ayer en el
Juzgado de Avilés.
Por la
mañana también ofrecieron una rueda de prensa conjunta con Comisiones Obreras
(CC OO) en la que participó el secretario general de la unión comarcal de este
sindicato, José María Guzmán Pacios y el secretario general de la Federación de
Construcción y Servicios, Jeremías Dos Santos.
Los
representantes de la central denunciaron el lamentable suceso y pusieron el
acento en el deterioro de la seguridad en el Hospital San Agustín y, por
extensión, en el área sanitaria avilesina como consecuencia de la falta de
vigilantes. Los responsables de CC OO en la comarca denunciaron ayer la
"pasividad" del Principado ante el conflicto laboral del colectivo de
vigilantes y la tardanza en reaccionar, al anunciar que todavía están a la
espera de un informe jurídico para dar una solución al contrato de este
servicio.
Los
vigilantes del área sanitaria avilesina acumulan 107 días sin cobrar y 27
jornadas de huelga. Los trece afectados pertenecen a la empresa Seguridad
Empresarial Navarra (SEN), que era la adjudicataria del servicio en el área.
Dicha empresa entró en concurso de acreedores y el Principado se vio obligado a
sacar en el mes de diciembre varios contratos de emergencia, allí donde esta
compañía estaba presentado sus servicios. En el caso del servicio de vigilancia
del Hospital San Agustín, sólo una empresa, Prosetecnisa, se presentó al
concurso, pero rechazó a la semana seguir adelante con el contrato.
Ante
esta situación, Guzmán Pacios urge al Gobierno regional una solución para el
conflicto de los vigilantes de seguridad. En caso contrario advirtió: "Lo
sacaremos fuera del Hospital". Descartó, no obstante, avanzar qué acciones
tomarán si el conflicto sigue enquistado. Desde ayer, los vigilantes acampados
cuentan con el respaldo de representantes de otros servicios externalizados del
hospital y de la propia sección sindical de Comisiones Obreras del San Agustín.
A pesar de las malas condiciones meteorológicas su intención es "seguir
ahí hasta que el conflicto se solucione". Tesón no les falta y apoyos
tampoco.
Comisiones
Obreras considera que el concurso de vigilancia puede sacarse por la vía de
urgencia, decisión que el Principado demora a la espera de un informe técnico
que lo corrobore.
"Están
alargando un conflicto que afecta a los vigilantes, tirados de cualquier
manera, y también a los profesionales del área sanitaria y a los
usuarios", denunció Guzmán Pacios. Jeremías Dos Santos Zapico, por su
parte, señaló: "Si la falta de seguridad en un hospital no tiene carácter
de urgencia, ¿qué lo tiene?". Acusó a su vez a la Administración regional
de adjudicar a la oferta más baja los servicios. "Es un procedimiento
perverso alegando la crisis, porque las empresas saben que no pueden
cumplir", argumentó. Aprovechó además para destacar la responsabilidad de
los trabajadores, a los que calificó de "grandes profesionales".
De la
profesionalidad de Víctor Manuel Gallardo Medina y José Luis Díaz García y, por
extensión, de los once vigilantes de seguridad en huelga indefinida se hablaba
ayer en el Hospital San Agustín y en la calle.
Profesionales
del centro sanitario, pacientes y familiares de los enfermos valoraron la
actuación de los guardias que frenaron con su actuación una supuesta paliza a
una joven de La Luz. Para los vigilantes, por desgracia, esto es el pan de cada
día.
"Se desconoce nuestro trabajo, pero el
número de intervenciones que se hace en un hospital es elevado. Hay broncas,
robos, bastantes robos en las plantas de hospitalización, personas que llegan
con navajas, katanas y hasta con armas de fuego. A esto hay que sumar el abrir
y cerrar puertas, poner alarmas...", concluyeron los vigilantes, que
esperan algún día despertar de su mal sueño en la tienda de campaña.