El juzgado de lo social
número 7 de Madrid obliga a Servicios Securitas a indemnizar a un empleado con
un 39% de discapacidad psíquica que fue acosado y maltratado en el trabajo
Fuente:
cadenaser.com/ALBERTO POZAS MADRID 26/05/2016
Luis
llevaba trabajando en el servicio de paquetería y mensajería de la Torre
Picasso de Madrid desde junio de 1997, pero el infierno empezó quince años más
tarde: un día era el chico de los recados de los otros trabajadores, otro día
era insultado por haber traído el bocadillo equivocado y un día sus compañeros
le ataron con cinta aislante a una silla y apareció en su casa con moratones en
los brazos. Luis no se llama Luis, tiene un 39% de discapacidad psíquica
reconocida, y un juzgado de Madrid acaba de condenar a su empresa a indemnizarle
con más de 44.000 euros por, entre otras cosas, no haber evitado una situación
de acoso de la que tenía conocimiento.
El
juzgado de lo social número 7 de Madrid ha condenado a la empresa Servicios
Securitas S.A a indemnizar a este trabajador con 44.892,02 euros:
aproximadamente la mitad se corresponde con la extinción de su contrato , y el
resto con una indemnización de daños y perjuicios por, según el fallo, vulnerar
su derecho fundamental a la dignidad y a la integridad física.
Según
los hechos que la jueza Inmaculada González ha declarado probados, la víctima
llevaba trabajando desde 1997 en la Torre Picasso del Paseo de la Castellana de
Madrid -desde 2008 para Servicios Securitas - y el acoso empezó en 2012.
Obedecía a su jefa "en todo, tanto si eran órdenes laborales como no
laborales, como por ejemplo hacerle la compra para su casa". El hijo de su
jefa se incorporó a la oficina y sus atribuciones aumentaron: era el encargado
de salir a comprar los bocadillos de media mañana, y si se equivocaba le
llamaban "tonto e imbécil", teniendo que pagar la diferencia de su
bolsillo. "Era frecuente que le tiraran a la cara gomas, bolas de papel o
clics a la voz de 'tonto, imbécil, que no te enteras".
Un
maltrato probado por la Justicia del que él no se daba cuenta: su 39% de
discapacidad psíquica reconocido por la Comunidad de Madrid posteriormente le
hacían "insumiso, aquiescente, incapaz de enfrentarse a problemas nuevos y
que tiende a culpabilizarse de todo lo que pasa", sin ser consciente de su
discapacidad. Las intervenciones de su hermana tampoco mejoraron la situación:
le empezaron a pegar en los brazos y a llamarle "chivato". Sólo
encontró un poco de calma cuando su familia le prometió que nunca más volvería
a su trabajo. Tras seis horas con la psicóloga descubrieron que un día le
habían atado con cinta aislante a una silla, y que otro le habían tapado la
cabeza con una bolsa y sólo se la habían liberado para beber champán, mientras
varios lo grababan en vídeo.
La
empresa, responsable
La
sentencia declara probada la situación de acoso y maltrato pero también carga
contra la empresa, que "nada hizo para poner coto a estas conductas, ni
tan siquiera cuando por petición de la hermana intervino el Jefe de Seguridad
de Torre Picasso", advertencia a la que también hay que añadir la de una
delegada sindical de Comisiones Obreras. Asegura que "no es excusa que la
empresa cuente con códigos éticos, líneas internas de denuncia o compliance,
porque no son instrumentos hábiles para que los maneje un discapacitado
intelectual aterrorizado", concluyendo que "la empresa es la
responsable de las consecuencias" y que conocía la discapacidad que sufría
su trabajador.
En
declaraciones a Radio Madrid, el letrado defensor de la víctima Carlos Javier
Galán, de Alberche Abogados, destaca que a lo largo del proceso judicial la
empresa se ha puesto del lado de los supuestos acosadores en vez de brindarle
apoyo a la víctima.
La
sentencia revela que la empresa llegó a pedir, a lo largo del proceso, los
movimientos bancarios de la víctima, algo "contrario al derecho a la
intimidad y que además a nadie interesa" según la sentencia. Resalta
también que víctimas como su cliente, con una discapacidad psíquica, son
"especialmente vulnerables" por su reticencia a denunciar el acoso o
simplemente a reconocerlo.
Pesadillas,
insomnio y miedo
Según
declara probado también la sentencia, las consecuencias de años de acoso y
maltrato se traducen en flashbacks, pesadillas, insomnio y "miedo intenso
a volver al lugar de trabajo". Según su abogado, podrá volver a integrarse
en el mercado laboral, con el apoyo de su familia y de compañeros que "no
le hagan la vida imposible".
La sentencia es
recurrible ante el Tribunal Superior de Justicia de Madrid, y por tanto no es firme.
Nota del Blog:
Estamos esperando que el Grupo Securitas tome la decisión que no tomó en su momento, el cese inmediato del responsable de esta barbaridad, tenga el cargo que tenga, para que esto no se vuelva a repetir y de paso se planteé seriamente educar a sus trabajadores en el trato correcto a las personas con discapacidad.