En el juicio, señalado para el 2
de septiembre en el Juzgado de lo Penal 4, se dirimirá si los procesados se
llevaron a punta de pistola varias sacas con cerca de 60.000 euros
Fuente: .eldiariomontanes.es- Consuelo de la Peña
Aquella
mañana del 3 de noviembre de 2014 quedó grabada de manera indeleble en la
memoria de los vigilantes de seguridad de Prosegur que diariamente recogían la
recaudación del establecimiento Mercadona, situado en el barrio de Sierrapando,
en Torrelavega. Resulta difícil olvidar el momento en que dos atracadores
enmascarados te encañonan con una escopeta, te tiran al suelo, te arrancan las
armas reglamentarias y se fugan con el dinero que tenías que custodiar.
La
escena la vivieron en primera persona los dos operarios de Prosegur que ese
día, a las diez de la mañana, entraron al supermercado para retirar los fondos,
mientras un tercero les eperaba al volante del furgón blindado. Cuando
regresaban al vehículo con seis sacas que contenían 59.837 euros, fueron
sorprendidos por dos inviduos, enfundados en pasamontañas y provistos de
chalecos antibalas que, a punta de escopeta, les arrancaron los fardos.
Los dos
atracadores huyeron a pie con el botín hasta un vehículo que tenían estacionado
a la salidad de un túnel peatonal próximo al centro comercial.
La
Policía no tardó en identificar el vehículo, que había sido sustraído días
antes, el 12 de octubre, en la localidad francesa de Noailles, al que siguió
hasta La Penilla de Cayón, donde localizó a uno de los fugitivos que, al
intentar huir, fue tiroteado y alcanzado por dos balas.
Se
trataba de Lorenzo Evaristo C. R., un español de 56 años, que fue detenido y
permaneció en prisión por esta causa hasta el pasado mes de mayo. Su compañero
de correrías, un pariente suyo residente en Francia, logró huir pero finalmente
fue arrestado por la Policía francesa en diciembre de 2014 y extraditado a
España, donde se encuentra en situación de prisión provisional a la espera de
juicio.
Ambos
serán juzgados el próximo 2 de septiembre por el Juzgado de lo Penal número 4
de Santander. El Ministerio Fiscal les acusa de cuatro delitos (robo con
intimidación, hurto de uso de vehículo a motor, falsedad de documento público y
tenencia ilícita de armas), por los que pide once años de cárcel para cada uno
de ellos y 5.850 euros de multa.
La
acusación pública sostiene que ambos se pusieron de acuerdo para perpetrar el
atraco al furgón blindado. Para ello sustrajeron dos vehículos: uno, en
Francia, les sirvió para huir, y el otro, una Renault Kangoo robada en el
polígono de Raos, fue utilizado para desplazarse hasta el lugar del atraco,
donde fue abandonado. Con la cabeza enfundada en un pasamontañas para evitar
ser identificados, esperaron cautelosamente al blindado de la empresa Prosegur
que se desplazó a Mercadona para realizar la recaudación.
En el
momento en que dos de los vigilantes salían con las sacas del dinero, les
intimidaron, se apoderaron de sus revólveres y huyeron a pie con el dinero,
para posteriormente coger el coche Audi A-3, reservado para la huida. Un
testigo anotó la matrícula y la Policía tiró del hilo. Identificó el vehículo,
al que persiguió hasta La Penilla de Cayón en una carrera de película que
terminó con un tiroteo, en el que fue herido uno de los ladrones. El hombre fue
ingresado en el Hospital Universitario Marqués de Valdecilla y durante su
estancia en el centro sanitario sufrió un infarto que a punto estuvo de
terminar con su vida. Su abogado demandó a la Policía al considerar que su
actuación fue «desproporcionada», pero los jueces rechazaron las acusaciones.
Casi
dos años después de aquel atraco, los presuntos autores se sentarán en el
banquillo de los acusados y se enfrentan a penas que, de confirmarse,
supondrían su vuelta a la cárcel.