martes, 13 de noviembre de 2012

Sobre el Madrid Arena


Desde la tragedia del Madrid Arena, es tal el bombardeo de noticias sobre las causas que la provocaron que, casi, no se tiene tiempo para reflexionar sobre ellas. Reflexionar, principalmente, sobre las claves que encierra para el futuro de la seguridad ciudadana y del sector…Veamos…

A la revelación, por parte del Ayuntamiento de Madrid, de que se había duplicado el aforo permitido, han seguido, como cabía esperar, los espeluznantes detalles de la chapuza que se vendió  bajo el epígrafe de “seguridad”. Y,…  sorpresa, sorpresa, vamos encontrando de todo. Un desfile que no tiene desperdicio: desde  concejales de seguridad, directivos de seguridad,  empresa de seguridad privada “homologada” como Seguriber y, por último,  empresas de seguridad  sin apellidos y que son desconocidas hasta para su padre: Kontrol 34.

Es en este escenario donde ha tenido lugar  el combate informativo estrella de la  semana: El Ayuntamiento, -con la Sra. Botella a la cabeza-, contra la empresa Diviertt. La empresa Diviertt, contra Seguriber  liderada por la ya conocida presidenta del Círculo de Empresarios, la Sra. Mónica de Oriol. Esta última, contra la empresa Kontrol 34,… y así todos “revueltos” intentando  salir bien parados frente a la opinión pública y, por supuesto, indemnes frente a las posibles consecuencias penales.

Aun así, no deja de llamar la atención como se mezclan en los telediarios una  lista de apellidos respetables  de probada tradición católica, apostólica y romana con otra lista de apellidos irreverentes y pecadores  de probada devoción por “don dinero” y por la trasgresión de lo legal. ¿Será que ya estamos viviendo la “italianización”  de la política?

No teniendo clara la respuesta a la pregunta anterior, pero ateniéndonos a  las situaciones que alguna vez hemos vivido en directo  como trabajadores de la seguridad privada, tampoco nos sorprende tanto esta escabechina político-empresarial. En efecto. Para muchos esta es la punta del iceberg de la podredumbre que hay bajo algunos contratos de seguridad, por lo tanto, hasta puede que  sea natural que   la mierda empape   a las más altas esferas. Porque,… ¿no está claro que la vorágine de lo económico que ha impuesto la crisis ha relegado, hace ya tiempo, lo importante – la seguridad ciudadana- al trastero de la conciencia de unos cuantos?

Lo increíble, es que a estas alturas, pocos parecen darse cuenta del dudoso rumbo que va tomando el sector de la seguridad privada marcado por empresas como Kontrol 34, a seis euros la hora de seguridad. Inclusive, hasta se diría que poco importa que las exprimidas tetas sectoriales no den más de sí por obra y gracia de la competencia salvaje entre empresarios donde todo, todo vale, como  llevamos denunciando desde hace tiempo desde comisiones. 

Y para aportar también su granito de arena, hace unos días,  el Sr. Ministro del Interior, Fernández Díaz, dando muestra de “cintura” política, ha confirmado que tiene muy “avanzada” la nueva Ley de Seguridad Privada que sustituirá a la “obsoleta” legislación actual y que servirá para evitar el “intrusismo” y la “picaresca” y para mejorar la relación de los vigilantes con las Fuerzas del Estado. ¿Casualidades de la vida?

¿Estamos ante un espejismo o se abrirá realmente ese melón? Admitámoslo, suena demasiado bonito para ser cierto, fundamentalmente, si se tiene en cuenta dónde han quedado iniciativas similares en el pasado. Porque, hasta el momento, nadie ha contestado a la pregunta del millón: ¿Por qué ha sido imposible controlar el “intrusismo” y la “picaresca” que “campa a sus anchas” en el sector de la seguridad privada? ¿Falta de medios, falta de voluntad, falta de procedimientos eficaces, etc.?

En cualquier caso, para algunos escépticos, esto no es más que una cortina de humo para que el caso Madrid Arena no se convierta en posible munición pesada en manos de  aquellos que señalan al Ministerio del Interior  como incapaz de anticipar problemas, hasta que son los propios problemas los que terminan echándosele encima, añadiendo sal a las múltiples heridas que el país tiene ya abiertas.

Tampoco podemos culpar a tanto escéptico. Gran parte de la culpa de tanto escepticismo proviene  del examen de anteriores propuestas de Ley de Seguridad Privada. A propósito, ¿os acordáis de la propuesta de CiU de 2008 en la cual se centraban sólo en la habilitación de inmigrantes no comunitarios? Claro, que sí. Porque, por aquel entonces, se necesitaban 20.000 vigilantes para cubrir la demanda de seguridad privada y si eran inmigrantes, mejor que mejor.  ¡Qué tiempos aquellos! ¡Por aquel entonces sí que funcionaron los lobby de Aproser!…Pero, ¿se tocó el “intrusismo”, digamos seriamente, en el sector? ¿O…tal vez  No convenía?

Evidentemente, lo que es una necesidad palpable e inaplazable, es la necesidad de controles eficaces para separar el trigo de la paja porque, por mucha normativa que haya, si yo “Ministerio” no vigilo tus desmanes y miro hacia otro lado, mal vamos. El sector seguirá estando a merced de los chanchullos empresariales de sobra conocidos y alguno más que se inventarán. Al tiempo….

Ciertamente, para muchos el Ministerio del Interior no deja de ser un gigante con pies de barro cuya credibilidad dista mucho de alcanzar la solvencia mínima razonable y cuya actuación respecto al sector, hasta ahora, –pensemos en Esabe, Seguridad Integral Canarias, etc.- no aguanta el más mínimo embate critico.

Así las cosas,  a pesar de las constantes promesas de los políticos de todos los colores sobre que esta vez “es la buena”, la experiencia nos dice que pasara lo que ha pasado ya otras veces…Favorecerá a la patronal abriendo al vigilante a “nuevos campos” donde la multifuncionalidad será parte del programa. Porque conforme la clase política se instala en las poltronas, la distancia con los trabajadores se va ampliando, las exigencias se transforman en complacencia y la gestión en dejación.

Por otra parte, hacer lo necesario para que el sector abandone las malas prácticas significa profundizar en la sanción. Entonces es cuando hacer lo “políticamente correcto” entra en los conflictos de intereses y pone en peligro las “futuras inversiones” tanto  personales como de contratos. Ahhh!
Por ejemplo: ¿La nueva Ley de Seguridad Privada entrará en los detalles de la formación imprescindible para el vigilante (primeros auxilio, riesgos laborales, etc.)?. Es probable que no. ¿Por qué? Porque cuesta pasta. Otra más: ¿la nueva Ley contemplará un temita bastante peliagudo: la “incompatibilidad de cargo”?Ya sabéis, existe una gran “puerta giratoria” donde tanto políticos como personal de las fuerzas del Orden en segunda actividad  entran y salen del sector, empujados directamente hacia los puestos de la alta dirección…Pues, va a ser que no.

En fin, no sé si cualquier tiempo pasado fue mejor pero, y aun a riesgo de parecer que se sufre el síndrome del abuelo cebolleta, os recomiendo  leer la letra de un viejo tango, CAMBALACHE, que no les llevará más de un minuto, pero que no puede ser más oportuna según los tiempos que corren.