De entrada, si consultáis en la Wikipedia, un Observatorio es una
construcción o lugar donde se “observan” fenómenos celestes o terrestres. Es
por esta razón que los observatorios se instalan en lugares con
buen clima, buenas vistas y las mejores condiciones para la
observación de aquello que se pretende estudiar. Desde luego, hay muchas cosas
interesantes en este universo por descubrir y dar a conocer.Y , seguramente, en los universos
paralelos como el sectorial también.
Por ejemplo, ¿os habéis preguntado cómo sería ir directamente hacia un agujero negro? Ya sabéis, un
agujero negro no es más que un gigantesco hoyo en una región del espacio que
tiene la singularidad de que en su interior contiene un campo gravitatorio
monumental por lo que ninguna, absolutamente ninguna partícula material, ni
siquiera la luz, puede escapar de ella. Es decir, ¡se traga todo lo que tiene
la mala suerte de toparse con él!
Ahora bien, como podéis constatar diariamente, el presente y el futuro de la seguridad privada parecen tener
todas las propiedades que definen un agujero negro. Pero, ¿en qué grado?: Veamos…
EREs, Impagos, Reducción Salarial, Competencia Desleal, Empresarios Pedorros y
Corruptos, etc. forman el agujero negro que va tragando a los vigilantes
de seguridad y al sector en general, por lo tanto, la respuesta es difícil
aunque muy diferente según provenga de un empresario o un trabajador.
Quizás, es por este motivo que nace el Observatorio de la Seguridad Privada y no por dar un
caramelo a los sindicatos firmantes del convenio estatal, como ha echado a
rodar por ahí la rumorología sectorial.
O quizás, también sea una forma de demostrar que el sector hace mucho tiempo salió de la prehistoria, -
es decir de la edad de las grandes teorías, como la de la famosa Ley de Moraga
(“el que la caga, la paga”)-, para adentrarse en la era moderna de la
Observancia Científica (o algo así) que, al contrario de las ciencias
consideradas puras (como la física o las matemáticas), ella es por excelencia
la “ciencia” que se sospecha de no serlo. ¡Que se le va a hacer! ¡No tiene
buena prensa!
Por supuesto, hay para ello una buena
razón: esto de estar siendo “observado”, entre otras cosas, produce yuyu…
porque puede levantar el velo de cosas ocultas, …tal vez reprimidas, o
simplemente, porque puede revelar la correlación que puede existir entre el
supuesto “éxito empresarial”, los dineros y el poder, y los
chanchullos de todo tipo.
Como quiera que sea, así a priori, el
Observatorio tiene posibilidades de contribuir a producir la verdad sectorial.
Sin embargo, seamos realistas, lamentablemente, también estas posibilidades
están ligada a la posición que ocupe cada “observador” (empresa-liberado
sindical), o sea, del interés que se tenga en saber y hacer saber la verdad (o,
inversamente, a esconderla) y la capacidad de reconocerla….
En cualquier caso, el “observador sectorial”,
trabajo tiene un rato si analizamos el ambicioso programa que quiere
abarcar:
1) la competitividad y su evolución: ¿quién duda de que la
competitividad de las empresas de seguridad se basa, principalmente, en rebajar
los salarios de los vigilantes a fin de obtener los contratos más pedorros del
mercado (como el de Metro Madrid), aumentar los beneficios y que, para el
colmo de nuestras desgracias, el asunto tiene toda las trazas de ir a más?
2) condiciones laborales (bastante malas y el propio cliente
se encarga de empeorar un poquito más)
3) posicionamiento de las empresas ¿alguna duda acerca del avance
de las empresas pedorras respecto a las empresas de APROSER después de la
licitación de Metro Madrid?
4) la formación y la igualdad de oportunidades ¿no es lo mismo que
papel mojado?
Visto lo visto, evidentemente, ahora que la seguridad privada tiene el triste privilegio de encontrarse
sin respiro confrontada a la cuestión de hasta dónde caerá en el agujero negro
de la crisis sectorial, las plantillas de vigilantes serán más exigentes con
los “observadores” sindicales….
No es que se espere de ellos la rigurosidad de los Hermanos de la Estricta Observancia -ya
sabéis, esos monjes franciscanos que iban descalzos, sólo cocinaban dos veces a
la semana, hacían frecuentes penitencias y cada día rezaban el Oficio de
Difuntos y los siete salmos penitenciales- pero, sí que se ajusten a un
capital de logros, de conceptos, de métodos, de procedimientos de verificación,
etc. ¿Es mucho pedir? Sobre todo, porque no vaya a ser cosa de que se pierdan
algunos “descubrimientos sectoriales” so pretexto de que las intenciones o los
procedimientos no fueron muy científicos... ya se sabe que la “observancia” es
una disciplina muy, pero, muy dispersa y caprichosa…Os mantendremos informados.