“Del
primer puñetazo me dejó K.O.; después ya no sé cuántos más me dio”
El vigilante agredido en la
madrugada del lunes en una discomóvil de la Festa Major de Dénia relata a LA
MARINA PLAZA lo sucedido, mientras se repone de las lesiones ya en casa y a la
espera de ser operado de la mandíbula.
Fuente:
lamarinaplaza.com – 9 Julio 2014
Sólo
unas horas antes de ser operado de las graves lesiones que sufrió, el vigilante
agredido durante una discomóvil de las fiestas de Dénia en la madrugada del
lunes tiene grabado en la memoria lo que sucedió hasta que recibió el primer
puñetazo del joven, que le dejó prácticamente inconsciente.
El
vigilante agredido, este miércoles en su domicilio, donde se recupera de las
lesiones.
Era su
segundo día como vigilante jurado, pues se había incorporado a ese trabajo el
mismo sábado anterior. No podía sospechar que su experiencia laboral se iba a
ver interrumpida tan pronto por la brutal paliza que recibió por, según cuenta,
intentar mediar “educadamente y de buenas maneras” en un altercado.
El
vigilante abandonó el martes el hospital comarcal, donde estaba ingresado desde
la agresión con rotura de mandíbula, nariz y un dedo de la mano derecha. Pero
no ha acabado acaba ahí su rosario de médicos. Este miércoles atendía a LA
MARINA PLAZA en su domicilio, donde se repone de las lesiones arropado por su
familia, pero este mismo jueves se traslada a Paterna (Valencia), donde será
operado de la mandíbula.
La
víctima de la agresión.
El
hombre, de 40 años de edad, recuerda perfectamente lo sucedido hasta el momento
en que los primeros golpes le nublaron la vista mientras caía desplomado al
suelo. El joven que horas después se presentaría en la Comisaría de la Policía
Nacional confesándose autor de la agresión, estaba causando estragos en el
concurrido recinto de la macrodiscomóvil, en el Mollet d’Espanya del puerto.
“Yo
estaba en mi puesto”, ocupado en controlar el escenario, la barra y los
generadores, y “observo que había un individuo con un jersey amarillo que se
mostraba muy agresivo”, ocasionando continuos altercados. En un momento
dado, “le pegó a una chica” que cayó al
suelo, y eso decidió al vigilante a acercarse allí.
“No
podía imaginar lo que iba a pasar”, recuerda. “Simplemente me acerqué a él, le
sujeté del brazo y le dije: ¿quiere hacer el favor de tranquilizarse?”. A
partir de ahí, asegura, el joven reaccionó con inusitada violencia. “Me arrancó
la placa de vigilante, me cogió y, aunque peso 100 kilos, me levantó del suelo
y me empujó”. Entonces, “cuando tiro a sacar la defensa, sin mediar palabra y
todo enfurecido me pegó un puñetazo en la cara que me hizo caer desplomado; no
inconsciente, pero casi”. A partir de ahí, ya no sabe qué pasó tras el primer
impacto. “Aquel primer puñetazo fue un KO técnico, y después ya no sé cuantos
más me dio”.
Lógicamente,
el agredido ha presentado denuncia por los hechos. Mientras éstos se resuelven,
ahora está centrado en la recuperación. La lesión en su mandíbula es visible
por la hinchazón que le ha producido en toda la parte inferior de la cara; y
audible, dado que sólo le permite hablar con dificultad. Es la lesión más
complicada. La fisura en el tabique nasal requerirá tiempo, pero no
intervención quirúrgica. Y lo mismo pasa con la del dedo. Cuando inicia su
recuperación, el vigilante confía en que
caiga sobre el agresor “todo el peso de la ley”.
Dos
policías para un evento multitudinario
El
agredido no entiende la escasa seguridad que había esa noche en la discomóvil,
que, según cuenta, reunía a esas horas a “miles de personas”. Todo el Mollet de
Espanya, relata, estaba lleno “y con la gente apretada”. Y la Policía Local de
Dénia apenas tenía destinados allí a dos agentes, una dotación, a su juicio, a
todas luces insuficiente ante tanta aglomeración de gente.