El pequeño Nicolás intentó dar
un pelotazo con la ayuda de un alto cargo de la CNMV
Fuente.-El ConFIDENCIaL
9/12/2014
El pequeño Nicolás insiste
en presentarse públicamente como un espía al servicio del Centro Nacional
de Inteligencia (CNI), Vicepresidencia del Gobierno y Casa Real pero la
reconstrucción de sus últimos movimientos arroja un perfil muy distinto del
joven impostor.
Según fuentes consultadas por El Confidencial, el chico se reunió hasta en cinco
ocasiones con el propietario de una gran empresa de seguridad, LPM Seguridad, para actuar supuestamente como intermediario
ante una entidad financiera francesa y llevarse una suculenta
comisión por esas gestiones.
El ahora acusado por estafa, falsedad documental y
usurpación de funciones públicas no participó en solitario en esos encuentros.
Contó con la colaboración imprescindible de un asesor internacional de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), Juan Munguira, presente
también en otros episodios relacionados con el chico.
Las reuniones con el empresario se produjeron durante
el pasado mes de agosto en las instalaciones del hotel Meliá Castilla, un establecimiento de
cinco estrellas situado en el centro de Madrid, en la calle de Capitán
Haya. Según han precisado las fuentes consultadas por este diario, en todos los
encuentros participaron el pequeño Nicolás, Munguira y su teórico cliente, L.G.D., propietario de la firma de seguridad LPM, un
conglomerado con más de 1.500 empleados y actividad en los sectores de la
vigilancia, la limpieza y el control del tráfico de vehículos.
Una puesta en escena de película
El pequeño Nicolás provocó esas reuniones ofreciéndose a través de
terceras personas para solucionar la delicada situación
económica en la que supuestamente se encontraba esa empresa. Según las fuentes
consultadas, la firma tenía deudas con organismos públicos, y el joven impostor
le prometió al propietario que utilizaría sus numerosos contactos en las
más altas esferas para conseguirle la liquidez que necesitaba.
Por supuesto, si esas gestiones fructificaban, el pequeño Nicolás se llevaría
una importante comisión.
El chico apenas tenía 20 años pero logró cautivar al
empresario. Entre otros motivos, por su calculada puesta en escena. Como en
otras ocasiones que ya han sido relatadas, el chico acudió a todas las citas en
un coche de alta gama de color oscuro que parecía oficial. El pequeño Nicolás
se esforzó en transmitir esa impresión, no sólo porque el automóvil lo conducía
un chófer, sino porque además llevaba en su salpicadero una supuesta autorización para acceder a Presidencia del Gobierno y
también iba equipado con un rotativo azul como el que emplean los vehículos de
las Fuerzas de Seguridad.
Con todo, intervino otro factor que contribuyó aún más
a reforzar la credibilidad del chico. Acudió a todos las reuniones acompañado
por un asesor legal del departamento Internacional de la CNMV, Juan Munguira,
un profesional con una dilatada carrera en el organismo. El chico solía
presentarlo a sus interlocutores como un “alto funcionario” del
supervisor bursátil, una tarjeta de visita suficiente para despertar
la atención de cualquier empresario.
Munguira culpa a Bernad
Eso fue lo que le ocurrió a L.G.D., según fuentes
cercanas a este episodio. El empresario ha sido contactado por El Confidencial para preguntarle por su impresión
de esos encuentros pero ha preferido no realizar comentarios. Sí lo ha hecho
Munguira. En conversación telefónica con este diario admite que participó en
esas reuniones pero asegura que lo hizo a petición de una tercera persona con
la que al parecer mantiene una relación cordial, el presidente de Manos Limpias, Miguel
Bernad. “Fue Bernad quien me pidió que acompañara al chico para tratar
de echarle una mano al empresario, que era amigo suyo y se encontraba en una
situación delicada. De hecho”, asegura el funcionario de la CNMV, “el
presidente de Manos Limpias también participó en los encuentros”.
Bernad sólo reconoce haber participado tangencialmente
en una de las citas y asegura que fue porque coincidió con ellos en el hall del
Meliá Castilla. Además, niega que fuera él quien realizara ese encargo. Afirma
que “el pequeño Nicolás y Munguira conocieron al empresario en un restaurante
de Madrid y se ofrecieron ellos mismos para solventar sus
problemas financieros”. “Yo no les pedí nada”, insiste.
Lo cierto es que las
reuniones se produjeron. El pequeño Nicolás sólo había aprobado cuatro
asignaturas en tres años de estudios universitarios en CUNEF, nada en
comparación con el extenso curriculum y la edad de Munguira, ya en la
cincuentena. Pero fue el joven quien llevó la voz cantante en todas las
entrevistas con el propietario de LPM Seguridad, según fuentes conocedoras de
esas citas.
Supuesto asesoramiento financiero
¿Qué llevó a un alto cargo de la CNMV a participar en
esas negociaciones y en otras similares en compañía del joven impostor?
Munguira niega otros episodios. Sólo reconoce su asistencia a los encuentros
del Meliá Castilla. “Mi papel no tenía nada que ver con mi trabajo en el
mercado de valores”, repite una y otra vez para desterrar esa sospecha. “Mi papel sólo fue de asesoramiento. Le dije al
empresario que si tenía problemas para financiarse en el sector bancario por la
delicada situación en la que se encontraba su empresa podía tratar de conseguir
financiación alternativa en un sector como el de los fondos de capital riesgo.
Eso fue lo único que hice”. Sin duda, parece una información demasiado simple
como para necesitar cinco reuniones.
Juan
Munguira afirma que nunca supo a qué se dedicaba realmente el chico, aunque
llegó a pensar que trabajaba para altas instancias del Estado. 'Él me decía que
colaboraba con el Gobierno, pero lo decía de forma genérica'
Pese a ello, el asesor legal de la CNMV insiste en que
sólo jugó ese papel y afirma que nunca supo a qué se dedicaba realmente el
chico, aunque llegó a pensar que trabajaba para altas instancias del Estado. “Él me decía que colaboraba con el Gobierno, pero lo
decía de forma genérica”.
Las conversaciones con
L.G.D. se saldaron sin ningún resultado. Los supuestos altos contacto del
pequeño Nicolás no fueron suficientes para encontrar la financiación que
necesitaba la compañía. El chico dijo que había realizado gestiones ante un
importante banco francés. Sin embargo, alegó que se habían frustrado por un
problema de última hora.
Una suculenta comisión
El pequeño Nicolás era el primer interesado en que la
negociación tuviera éxito. Iba a cobrar una importante suma por
intermediar ante el banco, como en todas las operaciones similares en las que
intervino. En otras ocasiones, exigía sus emolumentos por adelantado. En
este caso, según ha podido saber El Confidencial,
L.G.D. no llegó a abonarle ninguna minuta.
El chico al menos comió y merendó gratis esos cinco
días. En sus intervenciones en medios de comunicación, se esfuerza en mantener
la farsa de que pertenece a una familia acaudalada. Pero todos los gastos de esos encuentros en el Meliá Castilla fueron
abonados por el dueño de LPM Seguridad. También le pagó otras comidas sin saberlo.
Varios días después de la última reunión, el pequeño Nicolás volvió al hotel de
lujo acompañado en esa ocasión de un chico de su edad. Esa vez sólo quería
impresionar a su amigo invitándole a comer en el restaurante de un hotel de
cinco estrellas. Pero no pagó el pequeño Nicolás. Pasó los gastos a la cuenta
del empresario.
Nicolás
volvió por última vez al hotel en noviembre en busca de unas supuestas imágenes
en las que aparecería un alto cargo de la Administración del Estado manteniendo
relaciones con chicos menores de edad
Como reveló
este diario el viernes, el pequeño Nicolás volvió al Meliá
Castilla el pasado 14 de noviembre pero no para comer. Según las fuentes
consultadas, se plantó en el hall disfrazado con unos vaqueros oscuros, una
sudadera deportiva de color azul con capucha y letras blancas en el pecho, una
gorra también azul y con un emblema amarillo, gafas de ver con montura negra,
una débil barba y el pelo teñido de castaño. Buscaba unas
supuestas imágenes en las que aparecería un alto cargo de la Administración del
Estado manteniendo relaciones con chicos menores de edad. El
pequeño Nicolás está tratando de conseguir a la desesperada algún elemento que
le permita presionar a los mandatarios que, a su juicio, provocaron su
detención el pasado 14 de octubre. Por ahora no lo ha conseguido. Se fue del
Meliá Castilla tan vacío como llegó.