La oposición exige la dimisión de Vargas
por la huelga de El Prat
Los partidos acusan al
presidente de AENA de precarizar el servicio de seguridad en busca de más
beneficio y de dejar «a los pies de los caballos» al ministro con su «mala»
gestión
Fuente:
larazon.es/Roberto L. Vargas
Si hay
que buscar un responsable del caos aéreo vivido en el aeropuerto de El Prat
durante este verano, la oposición parlamentaria cree que, claramente, hay que
dirigir la mirada hacia la dirección de AENA. PSOE, Podemos y PdeCAT
solicitaron ayer al ministro de Fomento, Íñigo de la Serna, que destituya al
presidente de la compañía pública que gestiona los aeropuertos al considerarle
como el responsable último del conflicto. Según la percepción de estos grupos,
José Manuel Vargas, a la hora de contratar los servicios de seguridad privada
de los aeropuertos, ha primado el precio que ofrecían las empresas sobre las condiciones
laborales de los trabajadores, larvando de este modo un conflicto que ha
estallado este verano en El Prat.
«Tenemos
la percepción de que los gestores de AENA apuestan por reducir el gasto en
seguridad para reforzar su rentabilidad», le espetó Carlos Campuzano, diputado
de PdeCAT, a De la Serna, que acudió al Congreso de los Diputados a dar
explicaciones sobre lo ocurrido en el aeródromo barcelonés por la huelga de los
vigilantes privados de la empresa Eulen que trabajan en sus arcos de seguridad.
Mala
gestión en Barcelona
Campuzano
consideró que, en el caso concreto de lo ocurrido en El Prat, la gestión de
Vargas ha sido mala porque, además, intervino tarde dado que el problema se
empezó a manifestar a principios de julio, por lo que pidió su inmediata
destitución. En este punto, el diputado nacionalista coincidió en su
diagnóstico con la socialista María Mercé Perea. Su intervención fue quizá la
más dura de las que hubo de escuchar ayer Íñigo de la Serna.
Perea
acusó a Vargas de ser desleal no sólo con el servicio público por su forma de
contratar la seguridad sino también con el propio ministro. «Yo, si estuviera
en su lugar, no perdería ni un minuto en cesarlo porque lo ha dejado a los pies
de los caballos», afirmó. «Lo de Vargas no tiene nombre. Le ha dejado solo en
la resolución del conflicto cuando sabía que iba a estallar porque conocía los
pliegos de los contratos de seguridad que han dado pie al conflicto, la
precarización de las condiciones de trabajo, que es lo que subyace en el
problema», concluyó la diputada socialista.
Las
preguntas de Podemos
Al hilo
del argumento de que Vargas conocía las precarias condiciones de los contratos
de seguridad que están en el origen del conflicto, el representante de Podemos
en la Comisión de Fomento del Congreso, Félix Alonso, afirmó que De la Serna ha
tenido que apagar otro incendio de «su pirómano habitual».
«¿Por
qué desapareció del conflicto de El Prat el señor Vargas obligándole a usted a
tomar las riendas?», le preguntó Alonso al ministro. Para el diputado de
Podemos, no hay duda de que el presidente de AENA es «un lastre» y debería
salir inmediatamente de la empresa.
Aunque,
por motivos obvios, al PNV la crisis de El Prat no le ha tocado directamente,
su diputado Íñigo Barandiarán también aprovechó su intervención para poner en
solfa la política sobre la contratación de la seguridad privada de AENA. «Si en
lugar del precio, que es el principal elemento que se ha tenido en cuenta para
las adjudicaciones, se hubiesen tenido en cuenta también las condiciones
sociolaborales, se podría haber evitado el conflicto».
A las
críticas de los partidos de la oposición respondió De la Serna tirando de
legislación. El ministro aseguró que la contratación de seguridad privada de
las administraciones del Estado «no es una subasta». De la Serna admitió que en
casi todas prima el aspecto económico, pero que, en el caso de AENA, hay que
superar además un filtro técnico y que se ha cumplido la ley de contratación
del sector público.
Respecto
a si Vargas debió hacer acto de presencia en la crisis antes, el ministro
aseguró que, aunque no públicamente, tanto Fomento como AENA realizaron
gestiones de mediación y que intervinieron cuando era preciso. Según De la
Serna, al tratarse el de los vigilantes de Eulen un conflicto laboral en el
seno de una empresa privada, la primera instancia en la que resolverlo era la
negociación entre la compañía y los trabajadores.