lunes, 17 de septiembre de 2012

Inspección de Trabajo ¿ Se acabaron las zanahorias ?


Y parece que ahora lloverán los palos…así que comprenderéis, nuestra sorpresa primero y nuestra incredulidad después, ante una resolución de este tipo, visto lo que ha pasado en VINSA  y resto de empresas de seguridad. ¿A qué nos estamos refiriendo? Pues, a la resolución de la Inspección de Trabajo, en la cual, se levanta Acta de Infracción y se inicia el Procedimiento Sancionador contra  la empresa Seguma Seguridad y Vigilancia S. A. por bipedestación prolongada de un trabajador. Con dos coj...es…

Pero, vayamos por partes. Ya sabéis -porque forma parte de la historia de esta Sección Sindical-, que tras denunciar en la Inspección de Trabajo, reiteradamente, lo mismoes decir, que los vigilantes, por ejemplo, del museo del Prado, de Atocha Renfe, del Hospital Gregorio Marañón, de Telefónica Gran Vía, del Aeropuerto de Barajas, y un largo etc., debían permanecer largas horas de pie (esto es lo que se denomina bipedestación prolongada), principalmente, porque tanto a la empresa o al cliente les salía de los hu..os, lo único que se conseguía, después de una dura pelea era, por parte de la Inspección,  una colleja a la empresa de aquellas que se le dan a los niños cuando no hacen los deberes.

Amén de un requerimiento, casi en plan "receta médica", para que la empresa reorganizara la operativa del servicio y así se permitiera al vigilante que 1) se sentará cada dos horas o 2) cambiara de postura cada cierto tiempo.

Esto era así, como te lo estamos contando, porque la política de la Inspección era la de la zanahoria. Es decir, "Tú, Empresa, haces los deberes y yo te perdono y te doy el postre": la zanahoria.

Entonces, podían suceder tres cosas:

1)  que la empresa, a regañadientes, efectuase los cambios necesarios y todos felices, caso Telefónica Gran Vía,  

2) que el “cliente”, no lo entendía y, a pesar de que esto era una normativa “obligatoria” dentro de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, dicho sea de paso, obligatoria para él y para Vinsa, procedía a rebotarse. Acto seguido, procedía a contratar con una  empresa de seguridad, cuyo comité de empresa y delegados de prevención fueran mas “receptivos” con sus deseos desenfrenados de Joder a los vigilantes. Este fue el caso, por ejemplo, del Hospital Gregorio Marañón y de Atocha Renfe.

Tampoco es un hecho extraordinario. Sí, porque de todo hay en la viña del Señor. Hasta puedes encontrar “representantes de los trabajadores” que son para echarles de comer aparte. No nos engañemos. Ya lo estamos viendo con los “firmantes” de convenios de empresa, de descuelgues, etc.

3)   Y, llegamos al tercer caso: si el “cliente” o la empresa no encontraban el camino  para hacer convivir en perfecta comunión el cumplimiento de la normativa, el respeto por la salud de los vigilantes y su cortedad de miras y, -vuelta la burra al trigo-, se  insistía “erre” que “erre”  en que la forma más eficaz para controlar un servicio es tener a un ser humano doce o dieciséis horitas de pie, se sacaban de la manga el Plan C (C de cazurros, por cierto). ¿En qué consistía el Plan C?  Consistía en reemplazar a los vigilantes por auxiliares, por ejemplo, caso Museo del Prado.

Por lo tanto, no nos deja de  sorprender el giro en 180º de la política de intervención en Riesgos Laborales de la Inspección de Trabajo. ¿Será que, por fin, se han dado cuenta que la política de la zanahoria sirve de poco, por no decir, de nada? ¿Es posible que, en esta época de “las vacas flacas”, la administración vislumbre “un filón de Oro” en la sanción económica contra las empresas?

Y, por último, dándoles ahí, donde más le duele al empresario de seguridad privada, en el bolsillo ¿Podemos tener esperanza , si es verdad de que la letra con sangre entra, de que esta vez es la definitiva y se hará prevención?

Desde luego, tenemos muchas dudas. Demasiadas. Sobre todo, porque aunque las conductas preventivas se deben explicar e integrarse desde el primer día en que el trabajador se incorpora a su puesto de trabajo para evitar que, los malos hábitos posturales provoquen problemas importantes a nivel musculo-esquelético (por ejemplo, problemas de columna) o circulatorio (por ejemplo, várices) ¿qué es lo que siguen haciendo las empresas para “cumplir con el expediente” en prevención?

De sobra lo sabéis. Te dan un manual, rellenas el test y… a correr. Se acabó la prevención. Es decir, en las empresas de seguridad privada ¿prevención? Ni de coña. Ni por asomo. Jamás. Ah! Eso sí. Rápido que cuelgan el cartelito de “esta empresa cumple con la prevención de riesgos laborales” con todo el morro del que son capaces de aguantar para que no les entren las arcadas cuando se miran en el espejo.

Así es. ¡Aunque las estadísticas lo desmientan! Pregunta: ¿Cuantas bajas anuales tienen las empresas de seguridad por algún trastorno musculo esquelético? Muchas. Las suficientes para saber que no se están haciendo las evaluaciones de riegos por parte de los Servicios de Prevención.

Seamos realistas. Prevención no se hace porque  no les interesa y esto se explica muy fácilmente: es la suma de una putada detrás de otra. En concreto de las siguientes:
1)     Si quiero “quitarme” a un trabajador, y que no me cueste un duro, ¿qué hago? Putearlo hasta que reviente en un servicio “malo”…un servicio en que permanezca doce horas de pie, por ejemplo
2)   Si quiero “favorecer” a un trabajador por motivos desconocidos, y que más vale no conocer, le envío a un servicio en que pueda sentarse
3)     Si quiero, amenazar con las siete plagas de Egipto a un trabajador díscolo menciono, así de paso, y como quien no quiere la cosa, la posibilidad de traslado a un servicio de pie..

Todo está inventado. Por eso, esperemos que el “palo” les haga ver la luz de la prevención  tanto a las empresas como a los servicios de prevención. La causa lo merece ya que la bipedestación prolongada, con el tiempo, acaba por impedir el desempeño regular de la persona. Y, en el caso de los vigilantes, podría conllevar un riesgo añadido para el desempeño de la profesión, lo que conduce, inevitablemente, a la Incapacidad para la profesión, en el mejor de los casos y, al despido objetivo por acumulación de bajas, en el peor de los casos.

Desde luego, a pesar que las empresas de seguridad nos intentan hacer comulgar con ruedas de molino vendiendo la moto con dogmas tan simplones  como que “se  perderá el cliente si las cosas se hacen de otro modo”, aquí la cosa está clara: o cumples con la normativa, tu y el cliente, o te lloverán palos como a Seguma Seguridad y Vigilancia … como dirían en mi pueblo: empresa prevenida, vale por dos.