Piden prisión para una pareja por provocar un altercado en el juzgado
El escándalo fue tan grande que algunos funcionarios temieron por su integridad física
25 Agosto 2011 – diariodeibiza.es | | | | | |
R. S. | IBIZA La fiscal solicitó ayer un año de prisión por un delito de atentado a los agentes de la autoridad para una pareja que protagonizó un altercado en la quinta planta del edificio judicial de la avenida de Isidor Macabich de Vila, de tal calibre que algunos funcionarios llegaron a temer por su integridad física. Los dos abogados solicitaron la absolución de sus clientes y la magistrada Martina Rodríguez, titular del Juzgado de lo Penal número 2 pero que ayer ejerció en el número 1 (la juez Clara Ramírez está de vacaciones) dejó la causa vista para sentencia.
Los hechos juzgados ocurrieron el pasado 11 de agosto sobre las dos de la tarde en la quinta planta del edificio judicial. C. V. P., nacido en Rumanía, había sido citado por el Juzgado de Instrucción número 3. Le acompañaron su novia, también rumana, R. G. D., que se sentó en el banquillo imputada por el mismo delito que su pareja sentimental, y una amiga que comparte hostal con la mujer.
Citado por un delito de hurto
Un funcionario comunicó a C. V. P. que tenía una orden requisitoria del Juzgado de lo Penal número 13 de Valencia, puesto que no había abonado una multa por un hurto que cometió en la capital del Turia.
A partir de aquí las versiones sobre lo sucedido difieren radicalmente. Según el guardia civil que custodiaba a C. V. P., cuando se dirigían hacia el ascensor escuchó gritos de R. G. D. y de su amiga, que subían por las escaleras. El hombre también empezó a gritar, en rumano. «Se abalanzó sobre mí y me dio una patada y un puñetazo en el pecho. No me produjeron lesiones», explicó el agente. A continuación, R. G. D. se le subió en la espalda, le golpeó y le arañó, según su versión de los hechos.
Su compañera, que estaba trabajando en el juzgado de al lado, el de Instrucción número 4, también en la quinta planta, utilizó «la fuerza necesaria» para quitar a R. G. D. de la espalda del otro guardia. Fue necesaria la colaboración de dos agentes del Cuerpo Nacional de Policía y de un vigilante de seguridad para reducir a la pareja, según la acusación.
Los encausados declararon parte en castellano y parte en rumano, con ayuda de un traductor. «Solo quería dar la mano a mi novia», explicó C. V. P., que llegó al juzgado con los grilletes puestos y custodiado por la Policía Nacional, puesto que se encuentra en situación de prisión preventiva desde el día de los hechos. El procesado negó la versión de la Guardia Civil, aunque no ofreció una alternativa.
«Solo di un golpe en el brazo a un policía cuando vi que mi novio se agarraba a la barandilla para no caer por el hueco de la escalera (seis pisos de desnivel hasta el sótano)», añadió por su parte R. G. D. «Grité en español que no le pegasen porque padece del corazón», añadió.
«No observé que C. V. P. golpease a los agentes ni que R. G. D. se subiese en la espalda de uno de ellos», explicó la amiga de R. G. D., que fue citada a declarar por la defensa. «Se produjo mucho ruido debido al eco», concluyó esta mujer.
Los hechos juzgados ocurrieron el pasado 11 de agosto sobre las dos de la tarde en la quinta planta del edificio judicial. C. V. P., nacido en Rumanía, había sido citado por el Juzgado de Instrucción número 3. Le acompañaron su novia, también rumana, R. G. D., que se sentó en el banquillo imputada por el mismo delito que su pareja sentimental, y una amiga que comparte hostal con la mujer.
Citado por un delito de hurto
Un funcionario comunicó a C. V. P. que tenía una orden requisitoria del Juzgado de lo Penal número 13 de Valencia, puesto que no había abonado una multa por un hurto que cometió en la capital del Turia.
A partir de aquí las versiones sobre lo sucedido difieren radicalmente. Según el guardia civil que custodiaba a C. V. P., cuando se dirigían hacia el ascensor escuchó gritos de R. G. D. y de su amiga, que subían por las escaleras. El hombre también empezó a gritar, en rumano. «Se abalanzó sobre mí y me dio una patada y un puñetazo en el pecho. No me produjeron lesiones», explicó el agente. A continuación, R. G. D. se le subió en la espalda, le golpeó y le arañó, según su versión de los hechos.
Su compañera, que estaba trabajando en el juzgado de al lado, el de Instrucción número 4, también en la quinta planta, utilizó «la fuerza necesaria» para quitar a R. G. D. de la espalda del otro guardia. Fue necesaria la colaboración de dos agentes del Cuerpo Nacional de Policía y de un vigilante de seguridad para reducir a la pareja, según la acusación.
Los encausados declararon parte en castellano y parte en rumano, con ayuda de un traductor. «Solo quería dar la mano a mi novia», explicó C. V. P., que llegó al juzgado con los grilletes puestos y custodiado por la Policía Nacional, puesto que se encuentra en situación de prisión preventiva desde el día de los hechos. El procesado negó la versión de la Guardia Civil, aunque no ofreció una alternativa.
«Solo di un golpe en el brazo a un policía cuando vi que mi novio se agarraba a la barandilla para no caer por el hueco de la escalera (seis pisos de desnivel hasta el sótano)», añadió por su parte R. G. D. «Grité en español que no le pegasen porque padece del corazón», añadió.
«No observé que C. V. P. golpease a los agentes ni que R. G. D. se subiese en la espalda de uno de ellos», explicó la amiga de R. G. D., que fue citada a declarar por la defensa. «Se produjo mucho ruido debido al eco», concluyó esta mujer.