El fiscal exige cárcel por la muerte de un vigilante en Castelldefels
Martes, 18 de octubre del 2011 – elperiodico.com
J. G. ALBALAT
BARCELONA
BARCELONA
Un delito de homicidio imprudente y cuatro años de prisión para Sergio M. G., la persona que el pasado 1 de abril agredió a un vigilante de seguridad de la estación de tren de Castelldefels que falleció. Esto es lo que exige la fiscalía en el escrito de acusación que ha remitido al juzgado de Gavà que ha investigado el suceso y en el que incluye el pago de una indemnización de casi 200.000 euros. En su opinión, las lesiones padecidas, su cardiopatía isquémica severa y la intensidad de forcejeo con el acusado provocaron una situación de estrés en la víctima, hasta el punto de caer al suelo desplomado.
Sobre las 6.30 horas del 1 de abril, Sergio M., de 20 años. y con numerosos antecedentes por peleas y lesiones, se apeó del tren en la estación de Castelldefels, tras accionar el freno de emergencia. Sorprendidos, los vigilantes del tren se bajaron y corrieron detrás de él, sin llegar a alcanzarlo. Sergio M. huyó saltando la valla de la estación. Lo único que consiguió uno de los perseguidores fue cogerle de la camisa y arrancársela.
El acusado no se fue y volvió a la estación, donde intentó de nuevo entrar en el andén. Rafael G., el vigilante de seguridad de Prosegur que trabajaba en la instalación ferroviaria, le descubrió y le recriminó. En ese momento, se inició una discusión, que lejos de calmar el ánimo de Sergio M. hizo aumentar su agresividad, relata la acusación pública.
INTENSO FORCEJEO / De las palabras se pasó al forcejeo. En la parte exterior de la entrada de la estación, los dos cayeron al suelo y el imputado, «con el ánimo de menoscabar la integridad física» del vigilante, golpeó repetidamente al guardia en la cara y en la parte superior del torso con puños, piernas y rodillas. Rafael G. sufrió multitud de heridas. Todas estas lesiones, así como la enfermedad del corazón que padecía desde hacía tiempo y la intensidad del forcejeo que mantuvo con el acusado, provocaron en la víctima, de 44 años, un estado de estrés que acabó con su vida.