jueves, 22 de agosto de 2013

APROSER: Como la gatita de Doña Flora

De la  ola de calor que vivimos estos días,  no se libra nadie, nadie, nadie.... Y, a medida que suben las temperaturas, también   se van calentando los ánimos sectoriales… Incluyendo el ánimo de los empresarios más fuertes de seguridad privada - los de APROSER - y, lógicamente, el  de su  nuevo presidente, Ángel Córdoba.

Si, si…habéis entendido bien, “habemus” presidente  “nuevo, a estrenar” porque, últimamente, esta asociación de empresarios de seguridad privada, la flor y nata sectorial, funciona como las comunidades de vecinos …o sea, cambia de presidente más que de camisa sus asociados. En fin, cosas de la vida empresarial.

Pero, vamos a lo que vamos. Es decir, a los nuevos aires (o mejor  dicho,  tifones) que soplan por la plaza patronal. Para ello, nos basaremos en la “carta del presidente” de Aproser, o, lo que es lo mismo, el debut de  Ángel Córdoba (revista julio 2013).

Veamos. En un articulo intitulado “Restaurar la Confianza” el nuevo presidente hace un, ¿cómo decirlo?, un “repaso” a  las Administraciones –sus potenciales clientes-por  aquella manera en que,   últimamente, lleva a cabo la contratación de las empresas de servicios. Lo que ha generado, según su opinión, una “ola de desconfianza y desapego”  a todo olor a político y la malísima reputación que ronda sobre sus cabezas.

Por lo tanto, y para evitar males mayores, la clave – según Ángel Córdoba- está en restaurar la confianza haciendo uso de un manual de “Buenas Prácticas para una Contratación Responsable”. Qué cosas.

A esta altura de los acontecimientos, en que día sí y otro también, el currito se entera  de algún que otro escándalo gracias a Bárcenas y compañía, faltaba más que la ciudadanía no  exija  la tan mentada búsqueda de la transparencia en la adjudicación de las contratas. Evidentemente, esta demanda no resulta de la lectura de la marimorena que vuelcan los periódicos, ni de los programas de debates televisivos,  sino de la inteligencia ciudadana.

Es decir, hasta aquí, el presidente de Aproser no aporta nada nuevo. Sin embargo, hay un par de cosas que pasa por alto en su carta. No se sabe si voluntariamente o no…. 1) ¡Que semejante cuadro de corruptela no es más que el resultado de los devaneos “empresariales- políticos” y de la formidable incapacidad que exhiben quienes pudiendo haber hecho algo para evitarla, han ido haciendo la vista gorda “echando un tupido velo” sobre  los chanchullos! 2) Que, no es baladí pensar que también algún súper empresario de seguridad privada  ha aportado su “granito de arena” a esta escabechina, es decir, “aportado” un sobre para obtener la adjudicación de algún servicio.

La cosa no está clara. Pero, siguiendo la carta del presidente,  hasta da la impresión de que  su faena es puro toreo de salón. Seguramente, esto se deba a que cada día  cuesta más soportar la doble moral de una patronal que predica mientras que en los hechos no practica. Valga como prueba su prédica   respecto a la  Responsabilidad Social… ¿Tal vez, el sr. Presidente de Aproser piensa que realmente las empresas cumplen a rajatabla con el articulado de la Responsabilidad Social de la que hacen gala? ¿O es sólo maquillaje?
En nuestra opinión, lejos del  ataque contra las malas prácticas con las contratas de servicios por parte de la Administración, lo que se aprecia en la carta del recién estrenado presidente de Aproser es, en definitiva, un cierto temor  al avance imparable de las empresas pedorras porque nadie sabe dónde terminará la paranoia gubernamental respecto a la austeridad en los gastos (austericidio) para  acallar las duras y merecidas críticas de los ciudadanos, y sus consecuencias en un sector como el nuestro, siendo como es uno de sus grandes clientes.
” Pero ahí se revela, sin embargo, un aspecto negativo, ya que muchos estudios (estudios desconocidos para ccoo) y opiniones se quejan de que la comprensible, pero desproporcionada, bajada de precios ha ido en detrimento de la mínima calidad exigible y, por lo tanto, de la cuenta de resultados de los verdaderos proveedores de la calidad en los servicios (que están mes tras mes perdiendo cuota de mercado, bajando los niveles de facturación  deteriorando irreversiblemente sus márgenes comerciales) Y en beneficio de los expertos en subastas, generando un marco casi legal en su percepción y aceptación, para el intrusismo y la competencia desleal” “ La tendencia de los organismos públicos a apostar exclusivamente…., adjudicándose cada vez más los contratos a los servicios con cifras más bajas, sin más, en lugar de a los más innovadores, o en general, a los mejores, aunque la diferencia económica entre ambos fuera insignificante” Como diría Rajoy, “fin de la cita”
Bien visto, una reacción así, es decir, la reacción de un presidente ofuscado, habla de algo más que de un probable cambio de clima o de una cierta insatisfacción de la patronal de seguridad privada con el Gobierno de Rajoy, que hasta hace poco contaba con niveles de aceptación muy altos desde que se legisla a golpe de decreto ley.  ¿Será que, finalmente, el tiro del “neo-liberalismo a ultranza “está saliendo por la culata? ¿O es que estamos frente a un nuevo caso del Síndrome de la gatita de doña Flora: si se la sacan, grita y si se la meten, llora?

Como decía Eurípides, para todo problema humano -incluyendo el avance de las empresas pedorras- hay siempre una solución fácil, clara, plausible y equivocada. Restaurar la confianza en los políticos que lideran en las Administraciones Públicas puede ser una solución, como propone Ángel Córdoba. Pero, como también decía un sabio: la confianza es el sentimiento de poder creer a una persona incluso cuando sabemos que mentiríamos en su lugar…
Desde luego, a " ojo de buen cubero ", Aproser se enfrenta ahora a la peor de sus contradicciones: el de una fuerza que apoya a ultranza el neoliberalismo cañí donde el empresario hace lo que le sale de los co..nes, campo abonado para el avance de las pedorras; o, seguir fabricando enemigos que utilizando las mismas armas (reforma laboral) estén dispuestos a entrar en cualquier charco, y que, en lugar de ampliar el mercado, se recluya en pequeños círculos de clientes.
Pero, quizás lo que más exacerba el ánimo de las plantillas es precisamente eso: ese cinismo, ese descaro en afirmar sin pudor que las cosas tienen que cambiar porque están siendo perjudicados dado que  el criterio de adjudicación de servicios es “la oferta más barata…”, etc.   cuando han sido hasta no hace mucho también parte de la comparsa. 

Y tal vez lo que más inquieta es esa frescura empresarial de manipular discursos y hasta la realidad misma, para justificar y poder salvaguardar sus terquedades. Porque, en definitiva, ¿Quiénes son los más perjudicados? ¡Las plantillas de trabajadores que tienen la mala fortuna de caer en las empresas pedorras (amparadas por el sistema que se han montado empresarios y gobierno), a sabiendas que ni siquiera cobraran a final de mes la nómina que les permitirá mantener a sus familias! Pero, de eso ni se dice una palabra… Así estamos…en universos paralelos.