La industria de la desigualdad: por qué el mundo está
obsesionado con la seguridad privada
- En la mayor parte del mundo el número de trabajadores
de seguridad privada ya supera al de oficiales de policía: más de 20 millones
de personas
- Comparado con las cifras que mueve el
sector, el esfuerzo para terminar con la pobreza mundial es minúsculo
- El negocio crece especialmente en los países en
desarrollo y en las ciudades y zonas de los países desarrollados donde se ha
ampliado la brecha entre ricos y pobres
- La mayor empresa de seguridad privada
del planeta, G4S, contrata a más de medio millón de personas en todo el mundo
Fuente: eldiario.es/theguardian
- Claire Provost - 19/05/2017
Al menos la
mitad de la población mundial vive en países donde hay más empleados privados
de seguridad que oficiales de policía, según un análisis de the
Guardian. En más de 40 países, entre los que se incluyen Estados Unidos,
China, Canadá, Australia y Reino Unido, los trabajadores contratados para
proteger personas, lugares y cosas superan a los oficiales de policía dedicados
a proteger al público en general. Durante 2015, en Reino Unido hubo 232.000
guardias privados contratados frente a 151.000 policías.
Los guardias de
seguridad privados custodian centros comerciales, comunidades cerradas para las
élites y hasta calles públicas.
A menudo visten uniformes que se asemejan a los de la policía de algunos
países, como en Italia y España. También llevan pistolas.
La expansión del
mercado de la seguridad privada
Las
estimaciones hablan de más de 20 millones de trabajadores de seguridad privada
en todo el mundo, un número mayor al de holandeses o chilenos. Según Rita
Abrahamsen, de la Universidad de Ottawa, la seguridad privada
"cotidiana" se ha vuelto "tan extendida que apenas se detecta,
se da por descontada. Uno deja de darse cuenta de que hay guardias por
todas partes". En su opinión, la expansión de guardias privados, vallas y
puertas es una "muestra muy física de la desigualdad". Aunque también
reconoce que la industria da empleo a una gran cantidad de personas. En varios
países, es uno de los pocos sectores en crecimiento.
De acuerdo con
Deborah Avant, de la Universidad de Denver, la industria de la seguridad
privada explotó con los contratos de las guerras de Irak y Afganistán lideradas
por Estados Unidos, cuando "un ejército de trabajadores privados inundó
esos países para hacer todo tipo de cosas". Después de eso, dijo, el
sector "comenzó a buscar clientes en otros lugares... en la seguridad
privada de sus países de origen pero también en la gente que vive fuera, en el
sector privado, en las empresas". En opinión de Avant, el crecimiento de
la desigualdad también ha jugado un papel importante. "El que tiene un
montón más (de dinero) que todos los que están alrededor quiere protegerlo.
Contratar (seguridad) en el sector privado es la manera más directa de lograrlo".
Servicios para el
1%
Otras empresas
buscan sus clientes entre la élite: el servicio para suscriptores My Local
Bobby (Mi policía local) atiende a los ricos de las zonas más caras de Londres.
Según uno de sus fundadores, exoficial de policía, el servicio "es similar
al pagado por los que contratan seguros de salud privada: gente que paga por
algo que el Estado provee".
Este mes,
Jeremy Corbyn prometió que si el Partido Laborista gana las próximas elecciones sumarán 10.000 agentes a
las fuerzas policiales. "Muy pocos de nosotros viven en
comunidades cerradas con su propia seguridad privada", justificó la medida
su responsable de Interior, Diane Abbott. "La gente común es la que sufre
la mayoría de los crímenes", remató.
Algunas
empresas de seguridad privada se dirigen de forma explícita al 1% más
adinerado, ofreciendo servicios como respuesta a situaciones de crisis para
ultra millonarios, paquetes de "protección personal para ejecutivos",
y seguridad para súper yates. "En las casas bien dotadas de personal de
todo el mundo, el guardaespaldas es la nueva niñera", decía en 2016 la
revista estadounidense Town & Country.
"El miedo al terrorismo, un clima político volátil y la sensación
generalizada de que la creación de riqueza de unos pocos ha ocurrido en
detrimento de la de muchos han convertido en norma a la
paranoia", explicaba el artículo.
En Reino Unido,
la empresa londinense Westminster Security se
enorgullece de tener empleados con experiencia militar y policial para ofrecer
"seguridad completa y gestionar la vida de individuos de alto valor,
familias y empresas". En Estados Unidos, la agencia Pinkerton dice contar con 170
años de experiencia y "agentes altamente capacitados" para proteger a
"gerentes de empresas del ranking Fortune 100 y sus empleados, artistas
famosos, atletas, personas con muchas posesiones, familias reales y
diplomáticos".
El ciclo vicioso de
la desigualdad
Se espera de
los gobiernos que trabajen poco a poco en la realización de estos derechos,
pero cuando la seguridad privada permite saltarse al Estado a los ricos y
también a la clase media, las desigualdades en un país pueden intensificarse.
El Programa de Desarrollo de las
Naciones Unidas lanzó una advertencia ante la expansión de la
seguridad privada en América Latina: "Este fenómeno aumenta aún más la
desigualdad, teniendo en cuenta que los diferentes grupos sociales tienen
capacidades diferentes para enfrentar el crimen".
En Reino Unido,
y según la Confederación de Servicios de Seguridad Europeos (CoESS, por sus
siglas en inglés), había 232.000 guardias de seguridad en 2015. Un número
comparable al de profesores de secundaria (unos 250.000) y muy superior al de
policías: excluyendo a los oficiales de apoyo y a los agentes voluntarios, en
marzo de 2016 había un total de 151.000 oficiales de policía operando dentro
del país.
Bowles y
Jayadeve también encontraron que las ciudades y los estados más desiguales de
EEUU tenían niveles superiores de "trabajo de guardia", un término
amplio que incluye seguridad privada, policía, alguaciles, funcionarios de
prisiones, custodia para el transporte y otras ocupaciones relacionadas. El
mismo patrón impera a nivel global: los países más desiguales son también los
que tienen más gente cobrando un sueldo a cambio de proteger a personas o
cosas.
Para Jayadev,
el crecimiento de la industria de seguridad privada tal vez sea un reflejo del
"quiebre de la confianza y los lazos comunitarios" provocados por la
creciente desigualdad. En su estudio le impresionó especialmente constatar que
el "trabajo de guardia" es un sector en crecimiento en la economía de
Estados Unidos, y no la inversión en educación, de gran importancia para el
conjunto de la sociedad.
Entrevistado
por the Guardian desde Bangalore, donde enseña en la
Universidad de Azim Premji, Jayadev afirma que en India se ha producido
una gran "separación de los ricos del resto de la economía: descansan en
los servicios privados para cada aspecto de su vida".
La seguridad como
símbolo
La mayor
empresa de seguridad privada del planeta, G4S, contrata a más de medio millón
de personas en todo el mundo. Publicado en marzo, su últimoinforme anual habla
de ingresos por 7.900 millones de euros para 2016, y beneficios de 524.000.000.
Entre 2015 y 2016, sus ingresos en América del Norte crecieron un 12%. En
América Latina y África, un 7%.
Se espera que
el negocio global de la seguridad privada (incluye a los guardias y también al
control de alarmas, el transporte armado y otros servicios para clientes
residenciales, gobiernos y negocios) siga creciendo hasta llegar 215.000
millones de euros en 2020, de acuerdo con la empresa de investigación de
mercados Freedonia Group, en la que firmas como G4S confían para elaborar
sus propios informes.
Pero los
números reales podrían ser aún mayores. Hay pocas estadísticas actualizadas y
comparables a nivel internacional, poco seguimiento independiente y
transparente, y escasean los registros. Los datos de la industria también dejan
fuera los trabajos de seguridad informales y en negro. Según las estimaciones
de Freedonia, el negocio
mundial crece más rápido que el conjunto de la economía, a casi un 6% anual.
Parece estar expandiéndose más velozmente en países en desarrollo y en Asia,
con China e India como sus principales mercados.
En enero de
2017, los responsables de comunicación de Freedonia escribieron que había
"una percepción extendida de que el crimen está aumentando", lo que
redunda en los intereses de los servicios de seguridad, "incluso cuando
las tasas de criminalidad están bajando en muchos países". "En varios
países en desarrollo, los guardaespaldas y otros servicios de seguridad
residencial son vistos como símbolos de riqueza, proveen tanto protección como
estatus social... La demanda de guardias es especialmente fuerte en los países
en desarrollo, donde contratar guardias es más asequible que invertir en
tecnología debido al bajo costo de la mano de obra".
Según
Abrahamsen, en la mayoría de los países africanos "se ha hecho muy poco
por regular el sector de la seguridad privada". En su opinión, "es
porque era una fuente de empleo. El Estado y los gobiernos estaban muy
contentos con dejarlo a su aire".
De acuerdo con
Abrahamsen, gobiernos como los de Uganda y Sierra Leona también han facilitado
la exportación de trabajadores de seguridad apoyando activamente el
reclutamiento de sus ciudadanos para trabajar como guardias en otros países.
Pero no solo la élite compra seguridad. En Kenya también está "creciendo
entre las áreas de la clase baja y media". "La gente te dice que, en
cuanto pueda, invertirá en seguridad privada", asegura Abrahamsen.
Más rápido que la
regulación
Las
subcontrataciones gubernamentales no son la razón principal detrás del
crecimiento de la seguridad privada. De hecho, en los últimos años los Estados
ni siquiera son los principales clientes. Según Catherine Piana, directora
general de CoESS, en Europa el 70% de los clientes de la industria está
compuesto por otras empresas privadas, no por las autoridades públicas.
Según Piana,
"el catálogo de servicios ahora es muy amplio, por supuesto en función del
cliente". Para la protección de amenazas terroristas, por ejemplo, los
guardias "a menudo están en puestos de vigilancia frente a los edificios,
donde pueden detectar actividades extrañas y reportarlas": "Así que
también tienen la posibilidad de recoger información".
La información
sobre el sector a nivel internacional es irregular, pero la Encuesta de Armas
Ligeras de Ginebra informó en 2011 que había unos 19,5 millones de guardias de
seguridad privada en 70 países. "Como otros servicios comerciales, sólo
aquellos que pueden y quieren pagarla se benefician de ella. Esta dinámica
genera el riesgo de exacerbar las disparidades entre los ricos, protegidos por
sistemas cada vez más sofisticados, y los más pobres, que podrían tener que
acudir a medios informales, a veces ilegales, para asegurar su seguridad".
The Guardian actualizó sus datos de 2011 incluyendo a 81
países y las estimaciones más recientes posibles del CoESS, la Organización de
Estados Americanos (OEA), el Centro de Ginebra para el Control Democrático de
Fuerzas Armadas, las Naciones Unidas y otros organismos: de los 81 países con
estadísticas fiables, los trabajadores de seguridad privada superan a las
fuerzas policiales en 44 de ellos, que suman unos 4.000 millones de personas
(más de la mitad de los 7.000 millones y medio de personas que viven en el
mundo).
En 2011, la Encuesta de
Armas Ligeras advertía de que el rápido crecimiento de la industria de
seguridad privada en todo el mundo había "sido más veloz que la regulación
y que los mecanismos de control". Hoy en día el código de conducta
internacional para proveedores de seguridad privada es voluntario. Según los
críticos, la industria necesita algo mejor que auto-regularse.
En la
universidad de Denver, Avant codirige el Private Security Monitor (Control
de Seguridad Privada), un observatorio que lleva desde los años 90 recolectando
datos de incidentes protagonizados por guardias privados de África, América
Latina y el Sudeste Asiático involucrados en manifestaciones, disturbios,
huelgas o conflictos, o relacionados con muertos o heridos por hacer su trabajo
"rutinario".
Traducido por
Francisco de Zárate